lunes, 23 de enero de 2017

LIBROS DE POESÍAS





POEMAS AGÓNICOS



NO TE HA DE SALVAR

No te ha de salvar, no,
aquello que tu pasión teme:
-Eres centro de tu propio laberinto-.
No te ha de salvar la agonía
de los otros, al declinar la tarde.
Polvo ha de ser el concepto escrito
por tu mano
y el verbo emitido
por tu boca.
No habrá lástima en el Cielo.
Y el silencio de Dios es infinito.

RECORDARTE DURMIENDO

Recordarte durmiendo
es un acto común y cotidiano.
Es imponer entonces tu silencio
a mi alma incandescente de dolor.
Es pensar que soy “nadie” ni “nada“,
ya que tú finges “no verme ni sentirme”.
Es inquietar mi eternidad
de zozobras y pesares.
Es darle al tiempo un vacío
e infamar mi nombre en el olvido.

DESTEJER EL UNIVERSO

Destejer el universo.
Quiero olvidar mi nombre
mis abuelos y mi sangre,
mi pasado -la cultura
los estudios- los caminos
las causas y tabúes
las sonrisas ficticias
y lo que es peor aún: lo que amo.
Destejer el universo.
Olvidarte un día,
sentir que no existes.
Desandar el recuerdo,
desollar el olvido
Saber que no fuiste.
Y recuperarme entonces
tejiendo yo el presente.

ME RESIGNO A LA JUSTICIA

Me
 resigno a la justicia.
Bajo la luz de la costumbre
muchas dan su vida y los dioses
los acogen tiernamente.
Yo erré oscura el camino que odio:
renuncié a mi honor
traicionando a los míos
a mi familia y a mis hijos;
compré la amistad de los más cautos
y abolí la ley del Cristianismo.
He ejecutado un acto irreparable.
He establecido un vínculo
con tu alma.

DESPUÉS

Después…
No sé qué pasará
con tu ternura
y mis ansias de amarte
todo el tiempo.
No sé qué pasará
con tus caricias
y los besos
y el silencio
y nuestra risa.
No sé qué pasará
con el primer instante
de tu ausencia
ni con todo este caudal
de gran angustia
que gemirá tu nombre
en el desierto.
No sé que pasará
la noche
la tarde
el día que te vayas y no lo advierta.

TERAPIA

En algún lugar del mundo está la Puerta,
aquélla que no abriste,
aquélla que persiste entrecerrada
a través de tu destino,
como lápida inclemente y asesina.
No te acerques con tu ofrenda inconclusa
a esta puerta -que es de plomo-.
No es pregunta ni respuesta
de las puertas que elegiste no pasar.

SI ES VERDAD

Si es verdad que
el concepto es arquetipo del objeto,
n las letras de tu nombre está mi vida
y en el amor, el sentido de mi nombre.

LA TARDE

La Tarde ha muerto.
Siento angustia y frío.
Un oscuro laberinto
me sonríe
invitándome a resolver
mi enigma.
Otras tardes se suceden
a otras noches,
en abismos infinitos
sin ternura.

HAS PERDIDO LA MEMORIA

Has
 perdido la memoria.
No reconoces ni mi voz
ni el latido ágil
de mi alma errante.
Has olvidado
inolvidables cosas.
Incluso mi pasado,
sobre el cual me inclino.

OBJETOS

El Citroen, el amor, los cigarrillos.
El bermejo portafolio, las caricias,
el oscuro laberinto de tu risa,
el llavero, el breve tiempo
de la ausencia y los adioses.
Tus ganas de alejarte y de quedarte,
la indecisión continua de tus dudas.
La solución final, abrupta, escueta,
la pasión consumida en un suspiro:
mi discurso, tu reacción y nuestra muerte.

DESCUBRÍ OTRO CALOR

Descubrí otro calor
en los minúsculos rincones de tu cuerpo.
Descubrí un lenguaje nuevo -al lado tuyo-
en la forma de callar
y de mirarme
y en la forma de plasmarme
tu ternura.
Descubrí que odio el tiempo
y el espacio;
que deseo amanecer
junto a tu alma.
Que puedo acercarme al Infinito
con la sola presencia de tu beso.
Y que no me importa “ser”
sino que “sientas”
con la misma intensidad
que yo te siento.

EN MI MENTE ESTÁS TÚ

En mi mente estás tú
… ¡Y tú me olvidas!
Nuestros cuerpos se acoplaban
en silencio.
Nos tuteábamos al sol
de piel a piel.
No recuerdo tu íntegra
presencia:
memorizo el nombre,
la palma de tu mano
tu voz y tu cadencia.
En el cielo arderá
sin un gemido
lo mucho que perdí,
que estoy perdiendo

NO VUELVAS A MI CUERPO

No vuelvas a mi cuerpo
por las piedras antiguas.
Imagíname muerta,
-lejos tuyo-
en los confines de los otros,
en dimensión ajena
A tu pasión y a mi olvido.
Mi alma caerá entonces
de rodillas,
recordando solamente
aquello que amo.

NO PUEDO

No puedo agradecer ni los días
ni las noches que me esperan con tu ausencia.
No puedo agradecer las razones
que me llevan y me alejan de tu lado.
No puedo agradecerte la agonía
de este caos que soy y tú no adviertes.
Ni puedo agradecer la despedida
de aquel beso que me diste y no recuerdas.

NOSTALGIAS

Recuerdo el ámbar cristalino del almíbar,
las violetas, los jazmines y las rosas.
Recuerdo un do profundo en el aljibe,
el mensaje que me habías obsequiado,
nuestros ojos y su encuentro,
el punto culminante del deseo
la asfixia de sentirse solitario
los faroles orientales de las citas
el tiempo breve, tu voz y la distancia.

DENTRO DE TU CORAZÓN

Dentro de tu corazón
queda el silencio
y la espina de haberme
acariciado.
He sido un sacrificio
inútil.
Tienes la obligación
de amarme.

MAS ALLÁ

Más allá del azar y de la muerte,
oscuro, adormecido en la memoria,
Entre patios y jazmines y magnolias
Percibo el círculo vedado e infinito
De tu tiempo, tu voz y mi agonía.

Kharis (don divino)

Comprenderte
Suponerte
Acariciarte.
Estudiarte
Explicarte
Armonizarte.
Contemplarte
Consolarte
Enamorarte.
Observarte
Sonreírte
Adorarte.
Son kharis
Que te ofrezco
Para amarte.

SI DE PRONTO

Si de pronto te acarician mis pupilas
Y sonrío tibiamente, sin calor.
Si un espasmo persistente me anonada
Al sentirte distanciado de mi mente.
Si recuerdo los bemoles del pasado
Y me inquieto del futuro, vago, incierto
Y no puedo ejecutar un acto nuevo
Y balbuceando repito el mismo tema,
Es que torno a consumirme cada día
En vacíos y oscuros Laberintos.

NADA

Ya no me importa nada.
Nada, fuera del vacío,
el tedio, la desazón,
la angustia.
Nada fuera de ti.
Nada que no seas tú
y este certero alarido.

YA NI TE RECUERDO

Ya ni te recuerdo.
He perdido la imagen
de tu límite,
entre el polvo y la neblina.
Olvidé casi
el timbre de tu voz
y las palabras.
He extraviado el contorno
de tu espacio.
Te vas desvaneciendo
y no te encuentro.

EL BESO

Mi boca sigue besando:
besa entre reja y reja,
besarán mis labios muertos,
seguirán besando tierra.

VEN

Ven, acierta lo efímero, lo imposible,
lo que nunca te animas a dar por terminado.
Ámame ya, en lo profundo,
desde el cielo hasta el abismo
y lo secreto,
donde todo mi ser claudica en nada.

LA VERDAD

Hoy diré la verdad:
he dejado ya de extrañarte.
Tus labios se me antojan dos ácidos racimos
que se escarchan contra el hielo.
Estoy hundida
-es cierto-, hace frío:
-lo que lastima es el pecho-.
No tengo tu mirada
para amarme
ni tu boca para verme
en cada labio.
He dejado de amarte
-es cierto-
entre tiempo y tiempo.
Si me tocas ni te siento
ni me encuentro:
quiero entroncarme en nada.
He dejado de amarte.
Eres sombra y miedo
Y un recuerdo vago.
Heló el alba
que empezamos a odiarnos.
Regresé herida
de la cumbre al valle.
He dejado de amarte
-es cierto-
pero, en fin, si vuelves,
volvería.


POEMAS SUBJETIVOS



MIEDOS

Tengo miedo: de que el ruido seco del balde, al alba, me despierte,
de que Victoria se olvide de enjuagar mis medias,
de llegar demasiado puntual o demasiado tarde
y de que nadie me salude o me saluden todos.
Tengo miedo:
de que alguno se fije en mis uñas quebradas
o en mi mente en desorden;
de que mis hijos no aplaudan mis éxitos literarios,
de que los comparen con un simple gol
o un ademán falso.
Tengo miedo:
de no poder comunicarme,
de no poder desintegrarme
en el éxtasis de un gran amor.
Tengo miedo:
De no encontrar mis aspirinas
Para poder desinhibirme y así enfocar el día
con avidez de adulto,
De encubrir el egoísmo de los ricos
e imaginar que estoy actuando
con rectitud;
de olvidar mi silencio interior
por el superfluo bullicio urbano;
de perderme o perderme
o perdernos.

QUIERO PENETRAR

Quiero penetrar tu sueño,
ser tu sueño.
Hollar así los símbolos
que te agraden,
más allá del silencio y los abismos.
Quebrar tu realidad con agrio empeño,
destrozando los muros del mutismo
y avanzar dentro de ti -mar adentro-
al núcleo de tus vírgenes conceptos.
Y estar dentro de ti.
Y estar en mí.

MENSAJE URBANO

Hablar.
Dialogar.
Expresar.
Alentar el vacío
más hondo.
Soportar el bullicio
más vacuo.
Pretender comprender
el silencio
destrozando fonemas
de amor.

SUBTERRÁNEO

Subterráneo, atribulado,
El rostro hueco;
La piel grisácea
los labios mudos.
Las manos sepias,
los pies de plomo.
A tu costado me yergo torpe.
No sé de risas,
no sé de cantos.
Muñón abierto
mis labios gimen
conceptos tenues
que nadie aplaude.


LA RISA

Del estambre oscuro de mi ser
Brotan a veces
fecundos nardos dorado
De esos estambres imberbes
se yergue una nueva savia:
lluvia de oro es, que se
adhiere lerdamente
a mi existencia.

MAS NO TODO HA DE SER LLANTO

Mas no todo ha de ser llanto ni rocío;
o siempre el desencanto ni el deshielo.
Encima de mi alma llevo el cielo
y debajo de mi mano, un manuscrito.
En medio de todo, mi cuerpo esbelto,
arrinconado por miedo a envejecer.
Avanzo dulcemente, entre desaciertos
con el rostro oculto cual cangrejo herido.
Jamás me lanzo lejos, pues temo perder.
No me gusta juzgar ni competir
ni aspiro a vencer o ser vencido.



AMANECE

El vapor y las tostadas,
el café humeante que espera,
la caricia antes de la palabra,
la lluvia o el cielo azul, sin nubes.
El comienzo -el reto cotidiano-
el discurso inconcluso,
las corridas, el bullicio,
los adioses. El suspiro,
el diario, la media hora
de mi libro preferido;
el tic-TAC del reloj, el tiempo mío.
La ducha, las cremas,
el eterno cuidado de mí misma;
la duda del vestido,
los zapatos dolientes.
El susto, la congoja,
el miedo a revivirse,
el segundo café -las aspirinas-
las fuerzas que no llegan,
mis pasos inseguros
los sueños abatidos
mis ganas de quedarme;
la escalera, el descenso
y la sonrisa sumisa a
otros seres distantes.

REVANGE

Siempre me burlaba
de una anciana agotada
y de sus piernas flojas;
de su aspecto irónico
detrás del inhábil maquillaje,
de sus “nanas” y de sus quejas
y su fatiga en desuso.
Hasta que engordé once kilos
y me encontré tres canas!

REFUGIO

Aquí mi universo estilístico,
las infinitas páginas ajadas,
mi enciclopedia musical que abarca
de Bach a Mozart, de Beethoven a Brahms,
mis metáforas y mis ritmos interiores.
Aquí mis recuerdos, los sueños,
el equívoco, la verdad,
la suma de mis insomnios,
la mirada lejana, las manos quietas,
los jazmines, la Biblia, el verso titubeante.
Aquí también un aroma tibio, envolvente.
Una presencia nueva en las cosas
que son cosas
sin saber que se ignoran.
El dolor, la duda y la certeza,
el ayer, el presente, el más allá,
el frío, el miedo,
la noche, el abismo
y el sabor ocre e inútil de mi soledad.

EPITAFIO

Mi valor fue escribir
prosa o verso.
Mi audacia, sonreír
con ternura.
Me impusieron la música
y la rígida etiqueta.
A mi sangre latina
se mezcló una mota de sal
de herencia insana.
Fui enferma, entonces,
música y poeta.

FUE AYER

Fue ayer, hace seis meses:
medio años apenas!
Al alba nos despedimos.
Yo, con llanto en los ojos;
tú con odio en las cejas.
Yo, con tierna congoja.
Tú, con gesto bien recio.
Yo, con sonrisa trémula.
Tú, con regio además hostil.
Ayer, seis meses.
-Un siglo apenas!-

CÁLIDO, TIERNO, TRISTE

Cálido, tierno, triste,
me brindaste tu camino.
En silencio
te marchaste.
Ni una lágrima
ni un quejido.
Rodeado de luz serena
el adió fue breve, seco.
Envuelta en vahos eternos,
aunque río, me estremezco.

EL SILENCIO REFLEJA

El silencio refleja
mi hastío.
Mis pasos claudican
en nada.
Cuando me afirmo y rasgo
el horizonte
es siempre un sutil límite
abierto.
Diviso la hondura de
mi abismo.
Los años del futuro son
inciertos.
Serán y son
sueños y yertos.

AMARGA DESCRIPCIÓN

El Amor.
Cámara lenta
en sordina.
Dolor siempre apagado.
Empate en las discusiones.
Vil trayecto en retirada.
Síntesis de la nada.

YA NO TENGO MAÑANAS

Dios- que me dio la vida-
me dejó elegir la noche
y deambulo así sin rumbo
en este cruel universo incierto.
Las mañanas me devoran el rostro.
Me correo la luz del abismo.
La nada me detiene,
consumiéndome en vano. La tierra gime.

¿QUÉ CONJUNCIÓN DE ASTROS?

¿Qué conjunción de astros
hicieron que nazca ese secreto día
y a esa hora valerosa
para caminar mis otoños
hacia el tranquilo invierno?
Fluyen las horas lentas
entre la ardua tarea de
encontrarme a mí misma.
La vida me enseña a ver
mi propio Sino,
cual si éste fuera ya
cenizas sin memoria.

LOS DÍAS SE REPITEN

Los días se repiten.
No invento un universo.
Nada me salva de ser
un peregrino.
Sin embargo, existe un algo
que atraviesa mi destino.
El invisible tiempo que no cesa,
los poemas, la creación y
mi intelecto.
Soy un eterno río
en incesante cambio,
siendo el mismo y siendo otro
al mismo tiempo.

LOS ASTROS Y EL PONIENTE.

Los astros y el Poniente.
Los días vacuos, sin ausencias.
El fresco sorbo de agua
en mi garganta.
El Edén, el orden cósmico.
La mirada lánguida de un ciego
descifrando signos en la
penumbra de su eterna sombra.
La palabra, el heptasílabo.
El amor de los amantes.
La mirada tenebrosa
del suicida.
La trama entretejida
de Penélope.
El ronco estertor en la agonía.
César, traspasado por el puñal
de Bruto.
Héctor, frente al grito final
de Andrómaca.
Aquiles y su ira, frente
a Príamo y su ruego.
El peso de una gota en un
cristal tallado.
Las cruces o las lápidas ajenas.

El GO

El juego astrológico del Go,
-ese otro ajedrez del oriental,
ese otro laberinto que
nunca será mío.-
Occidente te divierte en otras cosas;
las guerras con misiles verdaderos,
la hermenéutica, el video, la P.C.
las acciones, la Bolsa, los cambios
imprevistos, el acre tormento
de la duda financiera.
Cada hombre tejer su karma.
Cada cual fija su ética.
No se cree en el castigo ni en el premio,
ni en Cristo, ni en Buda ni en Alá.
Los rostros orientales son enigmas
que no dejan descifrarse.
Occidente es diferente: es el caos,
Es el fin, es el Poniente.

EL DOLOR, LA FATIGA, EL DISIMULO

El dolor, la fatiga, el disimulo,
el atroz cansancio del olvido.
La guerra fría frente a
los imperios vanos.
Los ideales que agonizan.
Un futuro incierto entre un
presente vano.
El mito desmitificado,
la crisis, el desconsuelo,
el horror al vacío.
Lo inútil del valor,
el anhelo infinito de una trascendencia.
Los días sin presente,
los dogmas pisoteados.
Este molesto siglo nos quiebra,
nos quiebra y abandona.

POEMAS CONCEPTUALES 

Pedro y su cruz. Su pie toca ya
el alba. Sabe que no huye.
Su sino está presente. Es su tiempo
lo que importa, no el espacio que
consume sus horas, diariamente.
Su terco celo se refleja en su
triste pecho. Aspira y duele,
lastima las entrañas.
El hábito de los días lo consume.
Su alma atribulada no lo olvida.
Calla y su silencio es peor
que la tristeza.
Pedro y su cruz; la cruz del hombre
al final de su agonía.
Es su tiempo lo que importa;
le interesa en demasía.
Deberá partir y dejar su
trascendencia para que los otros
no lo olviden. Es su única ambición:
partir y quedar entre esos otros.
No busca el fin mas lo presiente.
Un día será el último y esa hora
lo quebranta y lo sentencia.
Es su tiempo, no el ajeno. Son sus clavos
y le importa.
Ansía una obra magna que
emerja entre penumbras,
entre tercas neblinas nebulosas.
¿De qué sirve haber vivido apresurado,
si no puede ver la cruz que sufre ahora?

(Este poema fue inspirado en uno de Borges, de su obra LOS CONJURADOS, el primero del libro Cristo en la Cruz): Aunque no tienen mucho similar, es importante aclararlo.IRREALIDAD

¿De qué silvestres montes,
entre días y noches de un ayer
que no existe,
llegó esa imagen tuya que
invadió mi presente?
Fue sólo un instante. Te vi
aproximarte y sonriendo
extraviarte en mi reto
esencial.
Las Musas que rigen
los hados eternos
me dejaron pensarte mas
no ser tu dueño.
No soy pesimista ni acepto
el destino.
Quizá en otro sueño te
invente de nuevo.

POEMA EXISTENCIAL

El tiempo archiva fábulas
de un pasado que no existe:
-vanas conjeturas del hombre
para pensar que existe-.
A lo lejos el viento responde
rasgando una rama.
El llano se interpone entre
el polvo y mi sueño.
“La realidad no es.”
Sombras lejanas me dictan
ésta, mi sentencia.

TRANSPARENCIAS

Entre transparencias
sin velos- apacible y leve-
avanzo entre penumbras.
Asimilo conceptos
sin ser cosa alguna.
Poseo lo intocable
entre alas de viento.
Entreveo la integridad
sin ni una fisura.
Distingo lo incoherente
de lo indivisible.
Abarco la totalidad del ser.
Me fue dado atisbar
las apariencia de lo primordial:
(los arquetipos y sus esplendores).
Dadivosa y libre,
me integro por fin a la música
mística y plena,
en armonía con mi íntimo universo.

PROFECÍA

Será cuando tú quieras, el Profeta
así lo ha dicho.
Fue al principio del otoño
ese encuentro místico de ambos.
Yo lo presentí; tú apenas lo notaste.
Ocurrió en cada latido de mi sangre.
Existió y fue tocar el Edén
con las dos manos.
Fue un instante; fue lograr el Paraíso
y ver el rostro de Dios
atenuado entre su sombra.
Fue un instante cargado de tristeza
y de ternura.
Un instante de tierna Epifanía.
Un instante, un éxtasis, Nochebuena.

LA TARDE

Ya no serán mis tardes ni las que han sido,
ni esa sola inconcebible tarde
de aquel sueño no soñado,
no accesible a mi tiempo ni
al olvido.
Ya no será mi tarde ideal.
Platón lo dijo:
(el arquetipo de la tarde eterna).
Quizá la vida tampoco sea
o sólo sea un hálito fugaz de lo divino.
Buscaré siempre esa tarde elemental,
la inalcanzable,
la de ayer, la tuya, la de ambos.

EL RÍO

Soy tu tiempo. Soy tu río,
el río de Heráclito,
el Oscuro, el indefenso
y paciente río activo
detenido;
el dinámico, el presente.
Tu pie reposa en mi agua
cual un diamante puro.
Soy tu río y tú el reflejo
de aquel griego que buscaba
su reflejo entre mis ondas.
Soy tu vano río
prefijado de antemano;
(sólo sombra de lo creado)
El amor no se detiene; todo se aleja.
Todo se va y se queda al mismo
tiempo.
En mi torrente habrá siempre un algo
que se queje
y algo que eternamente te lamente.

SOY EL OLVIDO

Soy el olvido, el “no seré”,
un polvo accidental en la historia
como Adán, el primogénito invento
del Señor.
Ya somos en la tumba las dos cifras,
-principio y fin de nuestro calendario-:
la cuna y el sepulcro,
el llanto y la ceniza,
el rito de la vida y
el espasmo de la muerte.
Me aferro sin soberbia
al concepto de mi nombre.
Bajo el ocre rojizo del estío
esta mera conclusión es mi consuelo.

ERES MÁS SILENCIOSO

Eres más silencioso y retraído
que la furtiva luna.
Te busco y es en vano
esa búsqueda porosa.
Tuyo es el Oriente y el Poniente.
Tuyo, el norte y el sur
de tu existencia.
Tuya, la eternidad de mi olvido.
Tuyo, el receloso amor y la duda.
Tuyo, el miedo a revivirte,
los días que se estancan
fatigados, a la vera del camino.
Tuyas, las noches más altivas.
Vienes de otra ética, de otra aurora,
siendo dueño de otro sueño más audaz.

UN DOLOR LADINO

Un dolor ladino y
miserable.
Una grave quebradura
irreparable.
Una herida cruel,
que no se cura.
Un derramamiento
insoportable.
Una crisis que aumenta,
sangra y dura
y esta despedida
impostergable.

EL RECUERDO DE UNA TARDE

El recuerdo de una tarde.
Los secretos que son tristes.
El absurdo discurso en
silencio -no aclarado-.
Los sueños, los almuerzos y
las guerras inconclusas.
Un solitario sol poniente.
Un amanecer áureo en
tiempos fatigados.
Una madurez que implora en
sombra, en nada.
La envidia de los muertos
ausentes del recuerdo.
Los libros predilectos y
mis conceptos, que se escuchan
y se sueñan cual un eco
equivocado.

DEO GRATIA

El aire, el cielo, el árbol y una nube,
el olor dulzón de los jazmines.
El calor de un diálogo compartido
en el áspero sendero de la lucha.
La energía consumida y a desgano,
el profundo encuentro de dos almas,
la frágil consistencia de la música,
el silencio compartido o solitario.
El sonido de un arpegio en un piano,
el zumo y el perfume de una fruta;
El íntimo crepúsculo, el más oculto,
mis versos, mis autores predilectos.
El sobrio estilo y Borges en su poema,
su inimitable ritmo, su endecasílabo;
la absorta melodía y su metáfora.
El banco de Palermo, los alerces,
el jacarandá violeta de mi infancia.
Lo que fue y no fue; lo que será.
La incierta duda, el instante
de mi muerte.
El ritual balbuceo de la plegaria y
el misterio del éxtasis en un poema.

VÍA PURGATIVA.
Dios te disculpe,
Silvana,
y disculpe también
a quien te vea,
bajo el árido disfraz
de la materia que
no te pertenece.
Yace, bajo tuyo,
un ángel abrasado
que otro ángel
-es curioso-
flecha y castiga,
entre múltiples sueños
y oscuros laberintos
no resueltos todavía.
Maltrecha persigues
esa senda
que nadie ya comprende.
De andar y desandar
creces por dentro.
De andar: ésa es tu norma.

AL CABO DE LOS MESES

Al cabo de los meses me tropiezo
con una niebla parca y dolorosa
que reduce los días a un solo día
pálido y sin sabor. Casi a una noche.
Yo declino; me acecha desde el alba
un sueño triste y quejumbroso
por la monótona rutina que conozco
de este habitual futuro incierto.
A los otros les resta un gran destino.
A mi tristeza, el verso y la penumbra.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Camino por la tardes
desganada y sola.
Todos me justifican
pero nadie ya me ensalza.
Antes cantaba lo eterno.
Conmemoraba con versos
la amistad o el amor.
Malhumorada frente al hábito
de la costumbre,
encendí mi ser en poemas.
He exaltado la belleza.
Se tornó etérea entre mis versos.
Soy y seré.
Con ásperos conceptos
he desglosado ternuras
que una vez fueron.
Aún siguen a mi lado los libros
-obra de los otros-
que nunca me abandonan.
Me entusiasmo frente a
un cielo azul, sin nubes.
El asombro es la clave esencial
de mi existencia.
El agua sigue siendo fresca
entre mis labios yertos.
Siento pavor del futuro.
Dios: ¿Osará por ello condenarme?


TAROT


Las cartas se tiraron.
Los dados se jugaron.
-No poseerás un hombre.
( Necesito los poemas y
esa prosa que malogran
cualquier otra relación).
Fundarás una familia.
Tendrás tres hijos.
Socavarán tus días con la
monótona rutina de los días.
Tendrás un hogar mas no un refugio.
No el regazo protector de
una pareja.
No el dinero ni la paz.
Te restará un sendero y
el oficio de andar.
El camino de tu vida
lo quiero Yo. -Soy tu Dios-.

CAÍN Y ABEL

Caín, Abel.
Unamuno, lo dual.
La duda, el martirio.
El Edén oscuro.
El sacrificio vano.
Un hexámetro incorrecto.
Un bemol fuera de tono.
El surco desfigurado.
El río, el agua,
el pálido aleteo
del pez ahogado.
El peso de una hoja,
las máscaras sin nombres,
los sueños inconclusos.
El oscuro Dios de los cristianos.

UNA MUJER HERIDA

Una mujer herida
se detiene.
Inefables preguntas la
atormentan.
Desolada se agita
desgranando miedos.
Su futura ceniza no
encuentra la paz.
Intolerables manías la
alejan del llanto.
Su soledad la hiere.
Alerta vigila el futuro
pero se desangra en nada.
Cada eco monótono de
sus obsesiones la dejan vacía.
Herida en el centro de su
alma, codicia la eternidad.

MONÓTONA RUTINA

Me levanto, me acuesto, me desvisto,
me despierto, sollozo, me cuestiono,
me interrogo, me deprimo, me adormezco.
Y siento -entre sueños zigzagueantes-
no lograr descansar eternamente,
respirar sin ser persona,
entre apuros cotidianos.
La vida se me escapa de los dedos.
Respiro un aire insano, rutinario.
Se levantan mis miembros -no mi alma-.
Se despierta mi cuerpo -no mi mente-.
He dejado de existir. Soy sólo un ente.

Y VERTE

Y verte y encontrarte nuevamente.
Saber tu subterráneo de memoria.
Comprender las soledades de
tu alma, ese oscuro pasillo
sin salida.
Y verte mover con tanto garbo,
entre realidades que no existen,
entre sueños bellos y un
futuro incierto.
Verte allí, ahora, tan activa,
me hace sentir muy diferente.

EL HEMISFERIO

El hemisferio Sur, el más austral.
La incógnita del Teorema de Tales.
El álgebra y sus matices.
Los siete sonidos musicales.
Una cifra elemental.
El pesar y la desdicha.
Esas triviales cosas de mi tiempo.

EL PUÑAL

El puñal socavando
mi carne prieta,
ávida de sangre.
De áspero metal, la atroz
herida de mi muerte.
El molesto sentimiento
vano y vacuo
de ejecutar mis días
para gloria de mis pares.
Y también los otros,
los que ensalzan laureles:
una mujer de Oriente
o un mendigo del Poniente.
Poco importa; la sombra
abrazará mi mundo entero.

EL ALIVIO

El alivio de partir.
Hoy es la fecha.
El alivio frente a la
pena inmensa. La sentencia.
El alivio -en el instante
preciso de la muerte-
sin peso,
etéreo como el aire,
lívido y solo.

DESPERTÉ

Desperté mirando rostros
para volver al sueño.
¿Quién canta allá a lo lejos
donde despertar es imposible?
Algo mío se hundió en la tierra
y seguirá cayendo siempre.
En la palma de mi mano
busco el hueco de mi alma
para vaciar toda la memoria
en mi memoria,
en esta vastedad sin horizontes.
El viento empuja la luz
y ésta oscurece espacios.
Lo inútil del amor me atormenta.
Estalla en mí la pasión
y se aquieta; tengo miedo
de amar nuevamente.
Mi sueño invoca un nombre
y si despierto me lleno de zozobras.
No quiero que descubra este delirio
donde respira su recuerdo.
Estoy invadida por tinieblas.
Nada mío camina por el mundo.
Exhibo cicatrices transparentes,
silencios que son vanos.
Mi sombra gime a tientas y lo busca.
Buscará siempre lo nuestro
donde despertar es imposible.

 

EL APÓCRIFO ADIÓS


Prólogo

Hay una rosa que se desvaneció sin ser vista por mí.
Una melodía que no podré nunca componer.
Un libro que no leeré y un dolor que me será ajeno.
Existe un instante para todo, pero el minuto exacto se evapora,
siendo insustituible.


KHARIS

Dios recibe de una ínfima persona
El mismo don que adjudicó a ese mortal.
El Espíritu sopla -el Dios lo afirma-
donde yo pongo mi luz y mi señal-.
La musa otorga y renace en ese ser
para cantarlo a Dios y creer
que el don es suyo.
Nada es cierto en la vida terrenal.
Lo eterno de Dios; la escoria nuestra.

EL ESPEJO

Si me miro en un cristal,
No estoy más solo.
Está el ajeno,
El que no me pertenece.
Es el reflejo de ese Yo
que no soy yo.
De ese ser, que es ser
sin ser de veras.
Un sueño que vive
ajeno a mí.
Un mimo impertinente
y silencioso
que urde ademanes con reflejos.

ENTRE EL ESPEJO

Entre el espejo y su reflejo
mi imagen agoniza
En realidad.
Entre el cristal impenetrable
Y el espacio
mi yo que se mueve sin soltura.
Entre esa superficie silenciosa
Del ébano y del metal,
ese yo que mira siento observado.
Elementales sueños
de rigores absolutos:
-hálitos de un ser que ya no es nada.

ES EL AMOR

Es el Amor. Le temo. Debo huir.
Estar contigo es la esencia de mi tiempo.
No hallo paz ni alivio, eres tú mi medida,
mi gramo diario de placer o tristeza.
Estoy ansioso de escucharte. Eres la memoria
de todos mis actos,
tus vastos o enjutos ademanes.
Es el amor con sus falsos giros.
Es la horda del vacío pleno.
Si no estás tú en mis recuerdos,
-no existen ellos-.
Si tú no viste -no veo yo-.
Somos así, inquebrantables.

ERES EL LEÓN

Eres el león, de felina estirpe,
Fuerte, sanguíneo y caliente,
Que husmea mi piel a la distancia
y el olor anodino de mis huesos.
Ostentas una espléndida melena
Que se interpone entre mi pecho
Y los convexos hombros de mi abrazo.
Eres el león; yo, la paloma,
Cobijada bajo tu garra atroz.
Eres la energía irrevocable
de mi sombra y del momento dado.
Eres el león, bien lo sé,
que se niega a esta aventura indefinida
de dejarse vencer o ser vencido.

CUANDO OBSERVO

Cuando observo el firmamento
y no te encuentro,
Me niego a partir
Sin tu persona.

APRETÉ LOS LABIOS

Apreté los labios en un sollozo
y tú me ignoras!
Fue cierto mi ademán; fue verdadero.
Baja el sol frente a un adiós
indiferente.
Todo pasa -afirma Heráclito-
y se transforma.
Mas no mi llanto, que cae cual prisma roto,
como dádiva siniestra y pasajera
en un acto perpetuo y sin retorno.


A LA HORA TRISTE

A la hora triste del Poniente
la pasión acecha el declinar del día,
y tu nombre y una fecha lastimera
dejan la vaga sombra para expresarse
en un sutil u ácido verso.
Existen en mí -en mi caos interno.
y tan redondo es tu recuerdo,
que torno a enredarme
en círculos convexos
para cantarte en una u otra forma.

MUCHAS VECES

Muchas veces me encanta estar contigo,
estarme junto a ti hasta el sosiego.
Y no puedo, me siento como ajada
y extirpo mi pasión de cara al cielo.




Y EN LENTO ANDAR

Y en lento andar observabas
con tibieza mi futuro.
Te evadías en complejos laberintos
o en la monótona rutina de los sueños.
No fue el negro ni el blanco sino el gris
el color predilecto de tu Sino:
Color vacilante en sus matices
que no se atreve a definirse en uno u otro.

NADA

Nada o poco sé de tu memoria
que habita en mi sangre,
Como si ya partida fueras indescifrable
al ojo humano,
sin formar parte del tiempo o del espacio.
Sin pena y sin enojos, el tiempo mella
tus heroicas hazañas. Callado y triste
vuelve a tu Sino
y amenazas volcarte en un abismo
entre oriente y Occidente.
Perdurarás ajeno a toda mutación,
Mas perdurarás vacío, en oscuros laberintos.


¿CUÁLES?

¿Cuáles son las causas
de la urdimbre
en explicarte
-tejiendo o destejiendo-
la madeja de tu historia?
En complejos laberintos
me desangro,
más allá del verso o de la pena,
donde aguardan -adusto,
el paso tieso-
mi ritmo y mi épico destino.

NAVEGUÉ

Navegué por los ríos en tu búsqueda,
sin hallarte.
Y no vi nada -siempre nada-
ensimismada en tu hábitat
sin poder claudicar.


AQUÍ TAMBIÉN

Aquí también el grito,
el aullido lastimero
de la pasión nacida
en un gemido atroz.
El beso, el dolor de tu historia.
El silencio, tus despertar sereno.
Aquí también el secreto anhelo
de revivirte para volver a amar.
El incesante miedo que fragua
la desconocida fecha del adiós
y el tiempo que congela
nuestro postrer olvido.

ENTRE AMBOS

Entre ambos,
un camino sin paradas.
Cada cual frente a frente
o de costado.
Jamás unidos.

Y NUNCA MÁS

Y nunca más mis manos
endulzarán tus días
ni el roce de mis uñas
quebrará tu agonía,
ni beberán tus labios
en mi labio tu beso
ni se unirán tus miembros
a mi núcleo y mi ser.
Y yo estaré gimiendo
sintiendo,
como siempre,
como ahora.

TIEMBLA

Tiembla mi alma y se van mis miedos
y me quedo
sola,
sin tu angustia y
sola,
sin tu risa y
sola.
Y se van mis manos,
sombras tristes, rotas,
buscando diligentes
mi sombra en pos
de ti.

ANTES

Antes buscaba tu rostro.
Ahora me enervo de ti.


Antes, luces y sonrisas.
Ahora camino escarpado.


Antes, sueños y caricias.
Ahora tiempo sosegado.


Antes, besos inconclusos.
Ahora un difunto silencio.

LUEGO

Luego será tarde.
No habrá más discusiones
gritos ni susurros,
llantos y gemidos.
Será tarde
para recuperarme.
Habrás perdido entonces
mi tenue melodía,
mis surcos y mi ritmo
y el cálido retorno
a un tiempo más sentido.
Estarás libre, limpio,
limpio de mis besos,
limpio de mis manos,
pero siempre solo.

TE MUEVES

Te mueves entre mi límite
y tu sombra.
Rechazas mis esfuerzos,
te apoyas en ti
y en la mentira.
No eres dios, pero de igual forma
caminas erguido hacia tu muerte.
La postrer hora espera.
La tarde es triste y el momento lastimero.
No hierve tu sangre; no se aflojan tus venas.
Has sido y eres -ante todo- indiferente.
Estás así, frente a tu vida,
en el confín de la tierra,
fingiendo y siempre solo.

NO SOY YO

No soy yo quien te ensalza; es mi sombra,
mi sangre, la médula y mi hueso,
-elemento agudo y engarzado
como un antiguo mito
o una vieja historia-.
En mi última estrofa
te engendro cada día
nuevamente.
Somos tú y yo
y entre nosotros -el otro-
el verso que te he de ofrecer.
Juntos -en esta abierta copla-
formamos la eternidad del tiempo
Y de mi espanto.

HE DE QUERERTE

He de quererte de veras
el día que tú dejes de quererme
y cuando en un destello de sonrisas
me des -al fin- la repetida despedida,
allí, resbalaré por un abismo,
caeré, me haré pedazos,
y hecha añicos rodará por los zaguanes,
caminando lentamente, hablando sola.
Alguien dijo una vez;
“Mackbeth mató a un rey para que Shakespeare
urdiera su tragedia”.
Ya no recuerdo si fui yo
la que urdí tu asesinato
o si fuiste tú -sin querer-
el que me asesinó a mí.

 

 

ODA A TOULOUSE



Sepan otros

Sepan otros del brillo del estío,
del gris del mediodía,
de las penas,
de las lluvias del
invierno,
del amor no
compartido,
del derrumbe que me apremia
y el dolor que se hace sombra.
Sepan otros: yo claudico.

COMO MI VIDA

Como mi vida -que
siempre deja
gota a gota
un desafío-
así mi amor
te busca al mediodía,
entre una turba
de gente
inconsecuente.

ESTE AMOR TRÁGICO.

Este amor trágico.
Amor parcializado.
Amor que no tiene
cabida,
sostén ni sedimento.
Amor -que
no siendo de ambos,
no es copla todavía-.
Amor humilde,
sano.
Espejo y clara imagen,
resabio meramente
del amor de nuestro Dios.

SERÁS

Serás -lejano a mí- una escapada,
una ruta zigzagueante
y con escarchas,
un sueño, un dolor, un hombre vano.
Sombra siempre sombra:
jamás esencia.

REMINISCENCIAS.

Los sueños que añora mi presente.
El hábito de mi infancia dolorosa.
Silvana, quien conoce mis nostalgias,
la memoria que fluye hacia el pasado
y los viajes a Grecia,
a Italia, a Roma,
para saborear a Rafael y a Miguel Ángel.
El amor de sus manos,
su voz, las caricias
y Mozart y Liszt y Beethoven.
Ese hombre pequeñito
entre mis brazos;
sus manos en mis hombros;
mis ojos en sus labios
y el cielo, Dios y el horizonte.

Y ESE SUEÑO

Y ese sueño ya soñado
fue el principio
de aquel áspero silencio
surgió mi fondo umbrío,
las esencias, la nostalgia
y los olvidos.
Fue entonces vano y vacuo
mi desvelo:
¡Ardió mi ser y el Infinito!
Se abrió al fin mi enigma
en laberintos
y la cúpula solar ardió dolosa
rompiendo así el trayecto de mi Sino.

ENCUENTROS

En el crepúsculo
se fatigan los matices de mi sueño:
el azul o el beige.
Su campera despeja el firmamento.
Ese óvalo tierno
derrama esperanza con sabor a miel.
Cohibida
me escondo entre sonrisas.
Grato es pensar en la amistad eterna
del ademán,
en su gesto y la palabra.



ODA A TOULOUSE

Nos habían quitado el amor,
Toulouse.
Estábamos solos, perdidos, sin rumbo,
y eran tan vacuos esos gestos
que perforaban caricias,
que entre ellos y nosotros
no existía más nada; todo estaba rancio.
¿En qué pliegues de esa falsa agonía
estaba el amor, al acecho
-ingenuo y puro-
a la espera de nuestro sacro encuentro?
Aquella noche
nada me estremecía,
mas tu sonrisa me vio
y los muros de tu pecho fueron de tierra
mojada.
Se acoplaron las flores,
se acoplaron conmigo, en mi soledad etérea
y avanzamos sin miedos,
entre días y meses, hasta el año
que celebro de tu mano, asombrada.
Líbrame del miedo junto
al roce de tu amor inagotable.
Y tú que nunca te equivocas,
tú, que en el rocío del otoño
presientes el porvenir con recio además seguro,
confía en esta paz que yo te brindo
y me trasciende,
en este cielo que palpas
y te invento
-desde el fondo de mi ser
sin exigencias- pues hasta en el sueño de mi sangre
sigues febrilmente palpitando.

DEFIÉNDETE

Defiéndete, Señor, de mi avaricia,
de tenerte para mí tan tercamente.
Defiéndete de mi gula de absorberte
y a desgano compartirte con la gente.
Defiéndete de mí. Es de mi sombra
que crece y lucha en vano
que debes protegerte (no de mí).
Es ella quien con la espada en mano
ahoga y asfixia tu vivir.
Defiéndete y apiádate de mí.

EL ORGULLO

Puedo morirme -sentada en una silla-
de extrañarte.
Puedo secarme -la piel al sol-
agobiada por tal peso
y no quejarme.
Puedo sentirte
en el útero y en la médula
y no llamarte.
Puedo asfixiarme -lejos de ti-
coartando el paso de mi glotis
y no rogarte.
Puedo perderme- lejana a ti-
y aún amarte.

ME RASGUÉ

Me rasgué, me disolví,
me desarmé,
desintegrado mi núcleo
en tu ser.
Pero me queda el deseo suficiente
que estalle esa pasión todavía,
en su cáustico goce de placer,
gimiendo desconsoladamente,
de tiempo en tiempo.

EL AZAR

El azar quiere que olvidemos este amor
y olvidemos también el temor que nos deparan
los misiles de la época, encerrándonos
en pictórica imágenes
de seres bien queridos,
luchando por días menos agrios
-días más felices-
sin notar si es el espíritu
que da soplo al universo
o si es el mundo que
desea perpetuarse
en su nudo existencial.

 




 

 

POLVO DE ESTRELLAS

Prólogo

Llamé una vez POLVO DE ESTRELLAS al acto de amar.
Fue así. Fue un plena realidad.
El amor en brazos de mi amor fue siempre un acto
De misticismo, de apertura y entrega total.

DE TODAS MIS PASIONES

De todas mis pasiones
no salí vencedora.
No importa;
El que perdió fue el otro
que no pudo donarse
ni puso desligarse
y afirmarse en mi ser.
Yo me doy siempre igual.
El que no toma este amor, pierde.

MIS VERSOS

Me dieron la inmortalidad
y en eso estoy.
Son casi sombras de mi musa
fecunda.
Atraviesan mis tardes
apoyándose en las metáforas
rectas y puras.
No temen mi muerte.
Alguien los encontrará
y usurpará el polvo de mis estrellas.
Han de flagelar caminos.
Pondrán en mí lo que yo soy.
Resucitará asombrado mi ser
y se disolverá de nuevo
en polvo y estrellas.

JUICIO FINAL

Noche cual un abierto Juicio final.
El nudo de mis recuerdos
me detiene
herida, abierta al cielo.
En la hondura de mi ser
ardió un dolor
persistente y silencioso.
El mundo inteligible está a mis pies:
me estorban los halagos
y las tartufas alabanzas.
Toda la luz de mis días está
en mis versos.
En las zanjas se aquieta
la distancia; en las tapias azules,
mis estrellas. Ya no sé si eres tú o eres Dios.
Mi universo eras tú y eso es todo.
Me dueles tú -ese hombre-
En todo el cuerpo.
(Los dos últimos versos son similares a un final de cuento de J L Borges).

LO SÉ

Lo sé, lo supe siempre.
Esta herida sangra presto
en el espacio ácido
de mi alma errante. Y se ciñe densamente
y me lastiman las palabras.



PREFACIO PARA UNA TUMBA

Escondió su fervor en vida.
La humildad fue el hábitat de su orgullo.
Concibió la castidad en sumo gozo,
desechando sus lejanas añoranzas
en prosa rígida y disciplinas rigurosas.
Dios -a cambio- le cedió su gloria.
(Este prefacio está dedicado a una Carmelita Descalza, que prefirió morir en el anonimato).

 

 

POEMAS ADYACENTES



Yacían los conceptos en el aire,
mientras Dios subordinaba el Cosmos.
El hombre no los vio; se hallaba absorte
en la vida y en el canto; enajenado
frente al sol y a su hechizo,
perdió la dimensión de su dominio.

El Dios se sorprendió: -Os di mi Ser,
entre todo ese delirio
y vosotros -victoriosos en el vino-
olvidasteis entre tanto desatino
la lumbre que os dejé.

Yacían los conceptos en el aire,
mientras Yo subordinaba el Cosmos.
Ahora os dejo el caos; creced en él!

CATÁBASIS

Recoger la ceniza
de los otros ideales.
Desandar el camino
anudarse al destino.
Perseguir nuestro fin
a pesar del martirio,
socavando el olvido
desollando recuerdos
y quieta ...
escamada de frío,
recoger el vacío
arrancarse ya el brillo
y extenuada
perderse en abismos.

SUSURRO COLOQUIAL

Se encadenan nuestro amor y
nuestras culpas:
-aceite y agua
de un mismo manantial-.
En la ternura intentamos
salvarnos
y nos hundimos
en esa ciénaga infernal
Se enturbia el pensamiento
palidecen los conceptos,
se aglutinan sin razón.
Hay tanta obsesión acumulada
en el deber y en esas culpas,
que en giros y eternos
remolinos
asistimos a ese fin
que es nuestra nada.

TE VEO AQUÍ

Te veo aquí y ahora;
estás en mis poemas,
en el zigzagueante ritmo
de mis metáforas plenas.
Estás donde haya música
o sones abismales.
Estás en mis recuerdos
y en otras altitudes:
en el fuego, el aire,
en mis conceptos, mi hidalguía
y hasta en el pánico dolor
de mi memoria.
No eres humo ni viento ni
cenizas, eres mi Eternidad, mi Gloria!

DESDE SIEMPRE

Desde siempre
te vengo analizando
y tienes las fuerzas socavadas.
Has pisado
-lo mismo que los otros-
el árbol de la Ciencia
y estás anclado
-así como los otros,
al impotente esfuerzo
de la nada.

CRECÍ HASTA TU AMOR

Crecí hasta tu amor.
En copla amorosa
fue creciendo
hasta tu posible encuentro,
dispuesta a negarme
el deseo y la pasión
del momento.
Fui muy impaciente:
gasté en instantes
el tiempo que consumen otros
y en un sola jugada
arriesgué a cara o cruz
mis locuras habituales
y haciendo un cúmulo
de todos mis aciertos
me quedé sola,
sin nada,
sin nadie.

ÉRAMOS UNO SOLO

Éramos uno solo
caminando entre dos cuerpos.

Estábamos distantes
a todo otro convenio.

Vivíamos el instante
de esos pasos tan lentos,

marchando quedamente
en unísono fragor.

RETORNO

Has vuelto
cargado los hombros
de recuerdos y fatigas,
más viejo, más enronquecido,
insustancial y solo.
Yo también he vuelto
con perfume de poemas
entre mis dedos
y aquel antiguo gesto
cual pálido aleteo
de mi etérea sombra.
Hemos vuelto sin poder
aprisionar el tiempo.
Es casi un imposible
retomar el gusto
de la ausencia.
Y así camino
-ajena a todo-
sin límites
ni espacios
desollada en tu silencio.

YA NO SERÁS FELIZ

Ya no serás feliz, quizá, ni importa.
Ya no serás sin mí, eso es lo cierto.
Habrá instantes fugaces
como sombras,
sucesiones de momentos,
un goce incierto,
las costumbre del hábito de los días
y las cifras, los poemas,
mas no habrá amor, Amor sin mí.

LA VEJEZ                                                                        (a Soldi )

Nada es fácil
en la compleja etérea
sombra de la vida.
Apurada la niñez
implacable
-plagada de cariño
o soledades-
aprendemos la difícil trama
que luego los adultos
destrozamos a desgano.

Baja el sol; declinan ya
los años.
La promesa es árida
en el desierto;
las cúpulas nos dañan
las entrañas.

Entregados a un silencioso
olvido,
hecho de crepúsculos
en falta,
morosamente la memoria
se extiende
más allá del ayer
y las nostalgias
-entre el amor y el odio,
entre el humo y la nada-
y claudica ya,
imperceptiblemente,
sin dejar de sollozar.

EN ALGÚN SITIO

En algún sitio
se unirán las coordenadas
de tus ritmos y los míos:
-Nosotros poseemos el Infinito-.
Qué importa el tiempo
o quizá yo misma,
si ese acto que pasó
se detiene en mí?
Te llevaré conmigo
venciendo la distancia
y el tiempo.
Te llevaré -repito-
grabado a fuego
en fuga final
entre mis pupilas
y mis cinco sentidos.
Allí, o donde sea,
serás mío, siempre,
joven,
ajeno a los quebrantos
y a la rutina insoportable
del Adiós.

HE PERDIDO UNA PALABRA

He perdido una palabra.
He perdido mi horizonte.
Sólo queda mi despojo
sin entrañas
sin conceptos, sin ideas.
Era el nexo de mi alma
con los hombres.
He perdido el sentido trascendente.
He perdido mi riqueza,
sólo estoy empobrecida.

Y a despecho de mi miedo
hoy camino hacia la nada
con el símbolo perdido
que se apaga -a pesar mío-
en lamentos que no existen.

EL ETERNO RETORNO

No sé si tornaremos en ciclos infinitos.
Pitágoras lo dijo (a ti ni te interesa):
Los átomos añosos repiten sus falencias
en sueños abismales que sin duda se acechan.

No sé si volveremos en átomos futuros,
como tornan las cifras a la mano doliente,
mas sí sé sin duda que este insólito enigma
noche a noche me espanta, me sumerge en la nada.

Vuelvo pues a Pitágoras como alumna obediente,
en el arduo deseo de captar esa idea,
ya que átomos tales por urgencias constantes
me proyectan "ex terra" en inciertos poemas.

 

viernes, 21 de noviembre de 2014

ANTOLOGÍA POÉTICA






ANTOLOGÍA POETICA
selección de Cristina Bosch

Desde la Edad Media hasta nuestros días. Española e hispoamericana.

PRÓLOGO
Prefiero las poesías breves y concentradas, casi una breve evocación cerrada por versos sonoros y plenos. Creo en la omnipotencia del ritmo y-principalmente- en el adjetivo sugestivo.
Paul Valéry

TEORIA POÉTICA

El poeta no debe buscar la inspiración: su función no consiste en experimentar el estado poético; su función consiste en crearlo en los demás. Deberá darle primordialmente satisfacción al sonido. El criterio de la poesía es QUE EL TEXTO CANTE, QUE CANTE SOLO: no existe otra certidumbre en la poesía. Irrita pensar que las bellezas puedan ser simples accidentes en vez de un obra íntegra. Deberá sacrificar el fondo en aras de la forma, si es un auténtico poeta, ya que es finalmente su fin. El pensamiento no podrá fundirse en un poema, si exige -para expresarse- que se utilicen palabras o giros extraños al tono poético. El poema es música por sí mismo; es imposible admitir que se le ponga música a los buenos versos. Existe entre la forma y el fondo, entre el poema y su sentido y el verso elegido una simetría de valor y poder, que se opone a la prosa.


PRÓLOGO II (Cristina Bosch)

Poesía significa creación. Fue Aristóteles quien influyó con su POÉTICA durante siglos en la retórica literaria. Quintiliano, a su vez, intentó establecer las reglas de orientación y de valores estéticos, aunque no quedó clara la línea divisoria con suficiente nitidez. El concepto de Croce devuelve a la poesía su imperio legítimo; es la emoción y declara que su solo objeto es la belleza: su fin es ser bella. Nace del misterio del alma y es la más profunda interpretación de la vida. Trabaja con la palabra o sea con el don supremo del ser humano y su única fuerza defina. Según Croce, debe ser la expresión del sentimiento y requiere el verso a fin de hallar la vestidura más digna y natural; busca el poder de la música y encuentra la armonía de las palabras como un modo de elevarse a una realidad superior. La poesía digna es una verdad misteriosa, que vive de la música, requiere de la versificación, el ritmo y el don supremo de ser bella.

SERRANILLA (Anónimo)
Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finajosa.
Façiendo la vía
del Calatraveño
a Sancta María,
vencido del sueño
por tierra fragosa
perdí la carrera,
do ví la vaquera
de la Finajosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la ví tan graciosa
que apenas creyere
que fuese vaquera
de la Finajosa.
No creo las rosas
de la primavera
sean tan hermosas
nin de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes sopiera
d´ aquella vaquera
de la Finajosa.
Non tanto mirara
su mucha beldat,
porque me dexara
en mi libertat.
mas dixe: “Donosa
(por saber quién era),
¡Dónde es la vaquera
de la Finajosa?”

RESPONDE EL DIOS DEL AMOR
(Jorge Manrique n.1440-1479)
Amador; sabe que Ausencia
te acusó y te condenó,
que si fuera en tu presencia,
no se diera la sentencia
injusta como se dio;
ni pienses que me ha placido
por haberte condenado,
porque bien he conocido
que perdí en lo perdido
y pierdo en lo que he ganado.

6
Amansa tu turbación,
recoge tu seso un poco,
no quieras dar ocasión
a tu gran alteración
que te pueda tornar loco;
que otro Dios hay sobre mí
que te pueda remediar
y a mí también castigar,
si mala sentencia di.

10
Aunque mucho te agraviase,
no sería Dios constante
si mi sentencia mudase;
por eso cumple que pase
como va y vaya delante.
Y pues más no puede ser,
mira qué quieres en pago,
que cuanto pueda hacer,
haré por satisfacer
El agravio que te hago.
13
no te puedo ya sufrir
porque mucho te me atreves;
sabes que habré de reñir
y aun podrá ser que herir,
pues no guardas lo que debes.
Y pues eres mi vasallo,
no te hagas mi señor,
que no puedo comportallo;
ni presumas porque callo
que lo hago por temor.
15
Pues sabes que no lo habrás
de mí jamás en tu vida,
veamos qué me darás
o qué cobro te harás
sin mí para tu herida;
y bien sé que has de venir,
las rodillas por el suelo
a suplicarme y pedir
que te quiera recibir
y poner algún consuelo.
17
Por tu buen conocimiento
entre dar a quien te diste
por tu firme pensamiento,
por las penas y tormento
que por amores sufriste,
te torno y te restituyo
en lo que tanto deseas
y te doy todo lo tuyo
y por bendición concluyo
que jamás en tal te veas.
Bibliografía: Manrique, Jorge, OBRA AMATORIA (quejándose del Dios del Amor).
Omitidas las réplicas del aquejado, dejando sólo las respuestas de Dios.

OH MUNDO PUES QUE NOS MATAS
(Jorge Manrique 1440-1479)
1-
¡Oh, mundo! Pues que nos matas,
fuera la vida que diste
toda vida;
mas según acá nos tratas,
lo mejor y menos triste
es la partida
de tu vida, tan cubierta
de tristezas y dolores
muy poblada;
de los bienes tan desierta,
de placeres y dulzores
despojada.
2
Es, tu comienzo lloroso,
tu salida siempre amarga
y nunca buena,
lo de en medio trabajoso,
ya a quien das vida más larga
le das pena;
así los bienes -muriendo
y con sudor- se procuran
y los das:
los males vienen corriendo;
después de venidos, duran
mucho más.

ROMANCE (S XVI)
Fonte-frida, Fonte - frida,
Fonte-frida y con amor,
do todas las avecicas
van tomar consolación,
si no es la Tortolica,
que está cuida y con dolor.
Por allí fuera a pasar
el traidor del Ruiseñor;
las palabras que le dice
llenas son de traición:
-Si tú quisieses, señora,
yo sería tu servidor.
-Vete de ahí, enemigo,
malo, falso, engañador.
Que ni poso en ramo verde
ni en prado que tenga flor;
que si el agua hallo clara,
turbia la bebía yo;
que no quiero haber marido
porque hijos no haya, no;
ni menos consolación.
¡Déjame, triste enemigo,
malo, falso, ruin, traidor,
que no quiero ser tu amiga
ni casa contigo, no!
ROMANCE OCTAVO
(Carta de doña Jimena al rey)

En los solares de Burgos
a su Rodrigo aguardando,
tan encinta está Jimena,
que muy cedo aguarda el parto;
cuando demás dolorida
una mañana en disanto,
bañada en lágrimas tiernas,
escribe al rey don ´Fernando:
“A vos, el mi señor rey,
el bueno, el aventurado,
el magno, el conquistador,
el agradecido, el sabio,
la vuestra sierva Jimena,
fija del conde Lozano,
desde Burgos os saluda,
donde vive lacerando.
Perdonédesme señor,
que no tengo pecho falso,
y si mal talante os tengo,
que no puedo disimulallo.
Qué ley de Dios vos otorga
que podáis, por tiempo tanto
como ha que fincáis en lides,
descasar a los casados?
¿Qué buena razón consiente
que a mi marido velado
no le soltéis para mí
sino una vez en el año?
Y esa vez que le soltáis,
fasta los pies del caballo
tan teñido en sangre viene,
que pone pavor mirallo;
y no bien mis brazos toca
cuando se duerme en mis brazos,
y en sueños gime y forceja,
que cuida que está lidiando;
y apenas el alba rompe,
cuando lo están acuciando
las esculcas adalides
para que se vuelva al campo.
Llorando vos lo pedí
y en mi soledad cuidando
de cobrar padre y marido,
ni uno tengo ni otro alcanzo.
Y como otro bien no tengo
y me lo habedes quitado,
en guisa lo lloro vivo
cual si estuviese enterrado.
Si lo façéis por honralle,
asaz Rodrigo es honrado,
pues no tiene barba y tiene
reyes moros por vasallos.
Yo finco, señor, encinta,
que en nueve meses he entrado
y me pueden empecer
las lágrimas que derramo.
Dad este escrito a las llamas,
no se faga de él palacio,
que en malos barruntadores
no me será bien contado.”
ROMANCE NOVENO
(La respuesta del rey)
Pidiendo a las diez del día
papel a su secretario,
a la carta de Jimena
responde el rey por su mano;
y después de hacer la cruz
con cuatro puntos y un rasgo,
aquestas palabras pone
a guisa de cortesano:
“A vos, la noble Jimena,
la del marido envidiado;
vos envío mis saludos
en fe de quereros tanto.
Que estáis de mi querellosa,
decís en vuesto despacho,
que nos vos suelto el marido
sino una vez en el año,
y que cuando vos le suelto,
en lugar de regalaros,
en vuestros brazos se duerme
como viene tan cansado.
No supiérades, señora,
que vos quitaba el velado
para mis namoramientos,
fuera bien el lamentarlo;
mas si sólo vos lo quito
para lidiar en el campo
con los moros con vecinos,
nos vos fago mucho agravio;
que si yo no hubiera puesto
las mis huertas a su cargo,
ni vos fuerais más que dueña
ni él fuera más que un hidalgo.
A no vos tener encinta,
Señora, el vuestro velado
creyera de su dormir
lo que me habedes contado.
Mas pues el parto esperáis…
Si os falta un marido al lado,
no importa, que sobra un rey
que os hará cien mil regalos.
Decís que entregue a las llamas
la carta que habéis mandado;
a contener herejías,
fue digna de tal caso;
mas pues razones contiene
dignas de los siete sabios,
mejor es para mi archivo
que non para el fuego ingrato.
Y porque guardéis la mía
y no la fagaís pedazos,
por ella lo que pariéredes
prometo buen aguinaldo;
si fuere fijo, daréle
una espada y un caballo
y cien mil maravedís
para ayuda de su gasto;
si fija, para su dote
prometo poner en cambio
desde el día en que naciere
de plata cuarenta marcos.
Con esto ceso, señora,
y no de estar suplicando
a la Virgen vos ayude
en los dolores de parto.”
SONETO
Ronsard
(a Helena) 1524-1585

Cuando seáis bien vieja, de noche, a la candela,
sentada junto al fuego, hilando y devanando,
al recitar mis versos, diréis maravillada:
"Ronsard me celebraba en tiempos que era bella”.
No habrá entonces lacayo que oyendo tal noticia,
aún bajo el trabajo, ya casi adormecido,
al eco de mi nombre no se haya despertado
bendiciendo tu nombre de loas inmortales.
Yo estaré bajo tierra y fantasma sin huesos
en la sombra del mirto buscaré descansar.
En tu hogar seréis una anciana arrugada,
lamentando mi amor y tu fiero desdén.
Vive, si queréis creerme; no esperéis el mañana:
recoge desde hoy las rosas de la vida.
EGLOGA III
Garcilaso de la Vega
-1539-1616-
Dafne, con el cabello suelto al viento,
sin perdonar al blanco pie corría
por áspero camino tan sin tiento,
que Apolo en la pintura parecía
que, porque ella templase el movimiento,
con menos ligereza la seguía.
el va siguiendo, y ella huye como
quien siente al pecho el odioso plomo.

XXI

Mas a la fin los brazos le crecían
y en sendos ramos vueltos se mostraban,
y los cabellos, que vencer solían
al oro fino, en hojas se tornaban;
en torcidas raíces se extendían
los blancos pies, y en tierra se hincaban.
Llora el amante, y busca el ser primero,
besando y abrazando aquel madero.
SONETO XIII
Garcilaso de la Vega

A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengo ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
el árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
SIGLO DE ORO S XVI
Santa Teresa de Jesús
1515-1582
NADA DE TURBE

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasea,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
sólo Dios basta.
TRASPASADA

En las internas entrañas
sentí un golpe repentino:
el blasón era divino,
porque obró grandes hazañas.
Con el golpe fue herida,
y aunque la herida es mortal
y es un dolor sin igual,
es muerte que causa vida.
Si mata, ¿cómo da vida?
Si da vida, ¿cómo muere?
Cómo sana cuando hiere
y se va con Él unida?
Tiene tan divinas mañas
que en un tan acerbo trance
sale triunfal del lance
obrando grandes hazañas.
EN UNA NOCHE OSCURA
San Juan de la Cruz
1542-1591
En una noche oscura,
con ansias de amores inflamada,
¡Oh dichosa ventura!
Salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!
A oscura y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
Más cierto que la luz del mediodía,
donde me esperaba
quien yo bien me sabía
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
Amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
El rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidad
(Battistesa consideró que fue el mejor y el más grande poeta de la lengua castellana).
ROMANCE
San Juan de la Cruz

En aquel amor inmenso
que de los dos procedía,
palabras de gran regalo
El Padre al Hijo decía,
de tan profundo deleite
que nadie las entendía;
sólo el hijo lo gozaba,
que es a quien pertenecía.
“Nada me contenta, Hijo,
fuera de tu compañía.
Y si algo me contenta
en ti mismo lo quería;
el que a ti más se parece,
a mí más satisfacía.
Y en el que nada te asemeja,
en mí nada hallaría;
en ti sólo me he agradado,
¡Oh vida de vida mía!
Eres lumbre de mi lumbre,
eres mi sabiduría;
figura de mi substancia,
en quien bien me complacía.
Al que a ti amare, Hijo,
a mí mismo le daría,
y el amor que yo en ti tengo,
ese mismo en él pondría,
en razón de haber amado
a quien yo tanto quería.”
CÁNTICO ESPIRITUAL
San Juan de la Cruz
(Canciones entre el alma y el esposo)

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
(…)
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuerte y fronteras.
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!
Decid si por vosotros ha pasado.
(…)
¿Ay, quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
(…)
Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos
y sólo para ti quiero tenellos.
Descubre tu presencia
y mátame tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
¡Apártalos, Amado,
Que voy de vuelo!
(…)
Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios, nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silvo de los aires amorosos,
la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada, la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
(…)
En la interior bodega
de mi Amado bebí y, cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía
y el ganado perdí que antes seguía.
Allí me dio su pecho
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.
(…)
De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas
y en un cabello mío entretejidas.
en solo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste
y en uno de mis ojos te llagaste.
(…)
No quieras despreciarme
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.
(...)
Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
ya su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.
(…)
Por las amenas liras
y canto de serenas os conjuro
que cesen vuestras iras
y no toquéis al muro,
porque la esposa duerma más seguro.
(…)
La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado
y ya la tortolica
al socio deseado
en las riberas verdes ha hallado.
En soledad vivía
y en soledad ha puesto ya su nido
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido.
.-.-.-.-.-.-.
 Fray Luis de León (a Salinas)
1528-1591

El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada
por vuestra sabia mano gobernada.
A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.
Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
Ve como el Gran Maestro,
a aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustantado.
Y como está compuesta
de números concordes, luego envía
consonante respuesta
y entrambas a porfía
mezclan una dulcísima armonía.
Aquí el alma navega
por un mar de dulzura; y finalmente
en él así se anega,
que ningún accidente
extraño o peregrino oye o siente.
Oh, suene de continuo,
Salinas, vuestro son en mis oídos,
por quien el bien divino
despiertan los sentidos,
quedando a lo demás adormecidos.
. -.-.-.-.-.-
NO ME MUEVE anónimo
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin, tu amor y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera
pues, aunque lo que espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.


Cervantes
1547-1616

SONETO
A vuestra espada, no igualó la mía,
Febo español, curioso cortesano,
Ni a la alta gloria de valor mi mano,
Que rayo fue do nace y muere el día.
Imperio desprecié; la monarquía
que me ofreció el Oriente rojo en vano
dejé, por ver el rostro soberano
de Claridiana, aurora hermosa mía.
Améla por milagro único y raro,
y, ausente en su desgracia, el propio infierno
tremió mi brazo, que domó su rabia.
Mas vos, dogo Quijote, ilustre y claro,
por Dulcinea sois al mundo eterno,
Y yella, por vos, famosa, honesta y sabia.

¿Quién Menoscaba mis bienes?
¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De este modo, en mi dolencia
Ningún remedio se alcanza,
Pues me matan la esperanza,
Desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa este dolor?
Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
Fortuna.
¿Y quién consiente en mi duelo?
El cielo.
De este modo, yo recelo
morir desde mal estraño,
pues se aumentan en mi daño,
amor, fortuna y el cielo.
¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor ¿Quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males ¿Quién los cura?
Locura.
De este modo, no es cordura
querer curar la pasión
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.

BUSCO EN LA MUERTE LA VIDA.
Cervantes
Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aún no me den.

BARROC: PERIBAÑEZ Y EL COMENDADOR DE OCAÑA.
Obra de teatro de Lope de Vega.
1562-1635
Romance.
Cuando se muestra el lucero,
viene del campo mi esposo,
de su cena deseoso;
siéntele el alma primero,
arrojando el almohadilla,
que siempre tengo en la silla
quien mis labores concierta.
El de las mulas se arroja
y yo me arrojo en sus brazos;
tal vez de nuestros abrazos
la bestia hambrienta se enoja
y, sintiéndola gruñir
dice: “En dándole la cena
al ganado, cara buena,
volverá Pedro a salir.”
Mientras él paja les echa,
ir por cebada me manda;
yo la traigo, el la zaranda
y deja la que aproveche.
Revuévela en el pesebre
y allí me vuelve a abrazar;
que no hay tan bajo lugar
que el amor no le celebre.
Salimos donde ya está
dándonos voces la olla,
porque el ajo y la cebolla,
fuera del olor que dan
por toda nuestra cocina,
tocan a la cobertera
el villano, de manera,
que a bailalle nos inclina.
Sácola en limpios manteles,
no en plata, aunque yo quisiera;
platos son de Talavera,
que están vertiendo claveles.
Avahóle su escudilla
de sopas con tal primor,
que no las come mejor
el señor de muesa villa;
y él lo paga, porque a fe
que apenas bocado toma,
de que como a su paloma,
lo que es mejor no me dé.
Bebe y deja la mitad,
bebóle las fuerzas yo;
traigo olivas, y si no,
es postre la voluntad.
Acabada la comida,
puestas las manos los dos,
dámosle gracias a Dios
por la merced recibida
y vámonos a acostar,
donde le pesa a la aurora
cuando se llega la hora
de venirnos a llamar
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
Lope de Vega SONETO
1652-1635
Qué tengo yo, que mi amistad procuras
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
Cuántas veces el ángel me decía:
“alma, asómate ahora a la ventana;
verás con cuánto amor llamar porfía!”
Y cuántas, hermosura soberana,
mañana le abriremos -respondía-
¡Para lo mismo responder maña
SONETO
Es hielo abrasador; es fuego helado;
es herida que duele y no se siente;
es un soñado bien, un mal presente.
Es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado;
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado;
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.
Este es el niño Amor, éste su abismo.
Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.
Francisco de Quevedo
1580-1645
SONETO

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso,
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño.
Esto es amor: Quién lo probó lo sabe.

SONETO

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansiosa lisonjera;
Mas no desotra parte en la ribera
dexará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi alma el agua fría
y perder el respeto a la ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido;
venas, que humor a tanto fuego han dado;
médulas, que han gloriosamente ardido;
su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido
Polvo serán mas polvo enamorado.
-Góngora-
1561-1627
SONETO

Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido, el sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lirio bello;
Mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
Goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelve, más tú y ello conjuntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

LA VIDA ES SUEÑO (escena II)
Calderón -1542-1591-
Romance

Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos:
y si haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
Y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el vientre escribe;
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!)
¿Y hay quién intenta reinar
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueño el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
Y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción
Y el mayor bien es pequeño,
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son
Sor Juana Inés de la Cruz
Méjico, 1462-1530
Hombre necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén:
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
(…)
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no está claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
Burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana
pues la que mas se recata,
si no os admite es ingrata
y si os admite, es livian
Sor Juana Inés de la Cruz
SONETO

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muere,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
leve mi pecho de obediente acero;
¿Por qué me enamoras, lisonjero,
si has de burlarme fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía,
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía;
poco importa burlar brazos y pecho,
si te labra prisión mi fantasía.

ROMANTICISMO S XIX
BAUDELAIRE 1821-1867
CORRESPONDENCIA (soneto)

La creación es un templo donde vivos pilares
dan salida -a veces- a palabras confusas;
por ella marcha el hombre entre selvas oscuras
de símbolos que observa con ojos familiares.
Con extasiados ecos que pronto se confunden
en una tenebrosa y profunda unidad,
inmensa cual la noche y cual la claridad,
perfumes y colores y sones se responden.
Hay perfumes tan frescos como carnes de infantes,
dulces como oboes, verdes cual praderas
y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes
que tienen expansiones jamás perecederas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí,el incienso,
que cantan de alma y cuerpo todo su goce intenso.

EL ALBATROS (soneto)

Suelen, por divertirse, los hombres marineros,
cazar grandes albatros, pájaros de los mares,
que siguen lentamente, indolentes viajeros,
al barco que navega sobre abismos de azares.
Apenas los arrojan -allí- sobre cubierta,
esos reyes del cielo, torpes y avergonzados,
el ala blanca y grande aflojan como muerta
y la dejan -cual remos- caer a los costados.
¡Qué tímido y qué inútil ese viajero alado!
Él antes tan soberbio; ¡Qué grotesco en el suelo!
Con su pipa uno de ellos el pico le ha quebrado;
otro imita, rengueando, del inválido el vuelo.
El Poeta es igual : allá arriba, en la altura,
¡Qué importan flechas, rayos, tempestad desatada!
Desterrado del mundo concluye su aventura:
sus alas de gigante no sirven ya de nada.
PAUL VERLAINE
 1844-1896
El cielo luce sobre el tejado azul, en calma.
Un árbol quedo, sobre el tejado
mece su palma.
Una campana, en ese cielo,
muy suave tañe.
Un pajarillo, en ese cielo,
se queja y plañe.
Oh Dios, la vida simple y tranquila,
ahí cerca está.
Un apacible rumor me llega
de la ciudad.
¿Qué es lo que has hecho, oh tú que lloras
con inquietud?
Qué es lo que has hecho y en qué has perdido
la juventud?






EL ARPA
 BÉCQUER1836-1870


Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosas y cubierta de polvo
veíase el arpa.
Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas.
Ay, pensé: cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “¡Levántate y anda!”
 BÉCQUER                    MIENTRAS
1836-1870
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas: pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡Habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que el cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡Habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanza y recuerdos,
¡Habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras respondan el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
Habrá poes
JOSÉ A. SILVA.
Colombia 1865-189
NOCTURNO

Una noche, una noche
toda llena de murmullos, de perfumes y de música de alas,
una noche en que ardían
en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida toda, muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas,
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura
caminabas;
y la luna llena,
y la luna pálida,
por los cielos azulosos, infinitos y profundos
esparcía su luz blanca;
y tu sombra,
esbelta y ágil,
fina y lánguida,
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectadas,
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban,
y eran una,
y eran una sola sombra
y eran una sola sombra larga …
Esta noche,
solo; el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de su muerte,
separado de ti misma
por el tiempo, por la tumba y la distancia,
por el infinito negro
donde nuestra voz no alcanza,
mudo y solo
por la senda caminaba …
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida,
y el chirrido
de las ranas …
sentí frío; era el frío que tenían en tu alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
entre las blancuras níveas
de las mortüorias sábanas.
era el frío del sepulcro, era el hielo de la muerte,
era el frío de la nada,
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola,
iba sola por la senda solitaria;
y tu sombra, esbelta y ágil,
fina y lánguida,
como aquella noche alegre de la muerta primavera,
como aquella noche
llena de murmullos, de perfumes y de música de alas,
se acercó y marchó con ella …
¡Oh las sombras de los cuerpos
que se juntan con las sombras de las almas!
¡Oh las sombras que se buscan
en las noches de tristezas y de lágrimas!
.-.-.-.-.-.-.-
RUBEN DARÍO
1867-1916
LO FATAL
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de estar vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror,
y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por las sombras y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebre ramos
y no sabe adónde vamos
ni de dónde venimos.
RUBÉN DARÍO      LEDA
S XX
El cisne en la sombra parece de nieve;
su pico es de ámbar, del alba al trasluz;
el suave crepúsculo que pasa tan breve
las cándidas alas sonrosa de luz.
Y luego, en las ondas del lago azulado,
después que la aurora perdió su arrebol,
las alas tendidas y el cuello enarcado,
el cisne es de plata, bañado de sol.
Tal es, cuando esponja las plumas de seda,
olímpico pájaro herido de amor
y viola en las linfas sonoras a Leda,
buscando su pico los labios en flor.
Suspira la bella desnuda y vencida
y en tanto que al aire sus quejas se van,
del fondo verdoso de fronda tupida
chispean turbados los ojos de Pan.

RUBÉN DARÍO
LA FE

En medio del abismo de la duda,
lleno de oscuridad, de sombra vana,
hay una estrella que reflejos mana.
Sublime, sí; mas silenciosa y muda
bajo sus rayos el dolor se escuda,
alienta y guía a la conciencia humana,
cuando el genio del mal con furia insana
golpéala feroz, con mano ruda.
¿Esa estrella brotó del germen puro
de la humana creación? ¿Bajó del cielo
a iluminar el porvenir oscuro?
¿A servir al que llora, de consuelo?
No sé; mas eso que a nuestra alma inflama,
ya sabéis … ya sabéis … ¡La Fe se llam
MIGUEL DE UNAMUNO
1864-1936 S XIX-XX
Ay, mi Castilla latina
con raíz gramatical.
Ay, tiempo que se declina
por luz sobrenatural.


El cuerpo canta,
la sangre aúlla;
la tierra charla;
la mar murmura;
el cielo calla
y el hombre escucha.

DENSO, DENSO

Mira, amigo, cuando libres
al mundo tu pensamiento,
cuida que sea ante todo
denso, denso.
Y cuando sueltes la espita,
que cierra tu sentimiento,
que en tus cantos éste mane
denso, denso.
Y en vaso en que nos escancies
de tu sentir los anhelos,
de tu pensar los cuidados,
denso, denso.
Mira que es largo el camino
y corto, muy corto, el tiempo;
parar en cada posada
no podemos.
Dinos en pocas palabras
y sin dejar el sendero,
lo que qué decir se pueda,
denso, denso.
Con hebra recia del ritmo
hebroso queden tus versos,
sin grasa, con carne prieta,
denso,denso

FELIPE IV
Manuel Machado
1874-1947

Nadie más cortesano ni pulido
que nuestro rey Felipe, que Dios guarde,
siempre de negro hasta los pies vestido.
Es pálida su tez como la tarde,
cansado el oro de su pelo undoso
y de sus ojos el azul cobarde.
Sobre su augusto pecho generoso
ni joyeles perturban, ni cadenas,
el negro terciopelo silencioso.
Y en vez de cetro real, sostiene apenas,
con desmayo galán, una guante de ante
la blanca mano de azuladas venas.
MANUEL MACHADO
ADELFOS

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
-soy de la raza mora, vieja amiga del Sol-,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer.
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna.
De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.
En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma ni forma ni color.
¡Besos! ¡Pero no darlos! ¡Gloria, la que me deben!
Que todo como un aura se venga para mí.
Que las olas me traigan y las olas me lleven
y que jamás me obliguen el camino a elegir!
Ambición. No la tengo. Amor. No lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve. Ya lo he perdido.
Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud.
De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan -se heredan- elegancia y blasón,
pero el lema de casa, el mote del escudo
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.
Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí.
que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir.
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer.
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
El beso generoso que no he de devolver!

ANTONIO MACHADO
CXXX LA SAETA
1875-1939
Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús, el nazareno?

SAETA POPULAR

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.
Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores.
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del Madero,
sino al que anduvo en el mar

XXIX

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la ma

PROVERBIOS Y CANTARES
I
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombre mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

II
Para qué llamar camino
a los surcos del azar?
Todo el que camina anda,
como Jesús sobre el mar.

VI
El Dios que todos llevamos
el Dios que todos hacemos,
el Dios que todos buscamos
y que nunca encontraremos.
Tres dioses o tres persona
del sólo Dios verdadero.


Miguel Hernández
1910-1942
EL SILBO DEL DALE

Dale al agua, molino,
hasta nevar el trigo.
Dale a la piedra, agua,
hasta ponerla mansa.
Dale al molino, aire,
hasta lo inacabable.
Dale al aire, cabrero,
hasta que silbe tierno.
Dale al cabrero, monte,
hasta dejarle inmóvil.
Dale al monte, lucero,
hasta que se haga cielo.
Dale, Dios, a mi alma,
hasta perfeccionarla.
Dale que dale, dale,
molino, piedra, aire,
cabrero, monte, astro,
dale que dale largo.
Dale que dale, Dios,
¡Ay! Hasta la perfección.

MENOS TU VIENTRE

Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro,
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.

NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
(…)
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
(…)
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
(…)
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él ,triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
no sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

FEDERICO GARCÍA LORCA
1896-1936
RESPONSO EN BRONCE MAYOR

Encadenaron la noche
doce eslabones de bronce.
Improvisaron las torres
doce cadalsos de bronce.
Ajusticiaron la noche
doce verdugos de bronce.
Amortajaron la noche
doce sudarios de bronce.
Cavaron su tumba, doce,
doce asadores de bronce.
Rezongaron doce monjes,
doce “liberarme Domine”
De bronce.
Cayeron sobre la noche
doce silencios de bronce.




MUERTE DE ANTOÑITO EL CAMBORIO
F G. LORCA
Voces de muerte sonaron
cerca de Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daban saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alelí,
voces de muerte sonaron
cerca de Guadalquivir.

**
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
-Mis cuatro primos Heredias,
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
-¡Ay, Antoñito el Camborio,
digno de la Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
-Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchóse pone
su cabeza en un cojín.
Otro de rubor cansado
encendieron un candil.
y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca de Guadalquivir.

LA CASADA INFIEL
F G.LORCA
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río,
*
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales de luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapan
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
RAFAEL DE LEÓN
PROFECIA

Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo
que te casaste hace un mes,
y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquier en mi caso
se hubiera echao a llorar;
yo, cruzándome de brazos
dije que me daba igual.
Nada de pegarme un tiro
ni enredarme en maldiciones
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus balcones.
¿Qué te has casao? ¡Buena suerte!
Vive cien años contenta
y a la hora de la muerte
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi mare
que no te guardo rencor.
Por que sin ser tu marío
ni tu novio ni tu amante:
soy el que má te ha querío
y con ello tengo bastante.
2) ¡Pamplinas! Figuraciones
que se inventan los chavales;
después la vía se impone:
tanto tienes, tanto vales.
Por eso yo al enterarme
que lleva un mes casá
no dije que iba a matarme,
sino que me daba igual.
Mas como es rico tu dueño
te vendo esta profecía:
tú, cada noche, entre sueños
soñarás que me querías
y recordarás la tarde
que tu boca me besó.
Y te llamarás:¡cobarde!
Como te lo llamo yo,
y verás sueña que sueña
que me moría siendo chico.
Y se llevó una cigüeña
mi corazón en el pico.
Pensarás: no es cierto nada.
Yo sé que lo estoy soñando.
Pero allá en la madrugada
te despertarás llorando
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que má te ha querío:
con eso tengo bastante.
Por lo demás, todo se orvía.
Verás como Dios te envía
un hijo como una estrella.
Avísame reseguida
me servirá de alegría
cantarla la nana aquélla:
(…)
Pensarás: no es cierto nada.
Yo sé que lo estoy soñando.
Pero allá en la madrugada
te despertarás llorando
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío:
con eso, tengo bastante.
RAFAEL ALBERTI
LO QUE DEJÉ POR TI

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas triste junto a un río,
caballo sobre el sol de las arenas,
dejé de olor la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.


LEÓN FELIPE
1884-1968
ROMERO SOLO

Ser en la vida romero,
romero solo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero … sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el
cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los
dedos,
Decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera … menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el Rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el
cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez solo hoy ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo los cielos.
Poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
LEÓN FELIPE

QUÉ LÁSTIMA

¡Que lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que las historia es la misma, la misma siempre, que
pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde ésta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después … ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
Qué lástima
que no tengo una casa,
una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
y el retrato de mi abuelo que ganara
una batalla.
Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho y la otra mano en el puño de la espada!
y, ¡qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque … qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de mi abuelo que ganara
una batalla
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada


ALFONSINA STORNI

1892-1938
HOMBRE PEQUEÑITO

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario, que quiere volar.
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito, qué jaula me das.
Digo pequeñito, porque no me entiendes
ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula que quiero escapar.
Hombre pequeñito, te amé cuatro años.
No me pidas más.

TÚ ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba;
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
que se azucena,
sobre todas, casta.
de perfume tenue,
corola cerrada.
ni un rayo de luna
filtrado me haya,
ni una margarita
se diga mi hermana;
tú me quieres blanca;
tú me quieres nívea;
tú me quieres casta.
( …)
Tú, que el esqueleto
conservas intacto,
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
me pretendes alba.
Huye hacia los bosques;
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lévate al alba.
y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma,
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
preténdeme casta.

DOLOR

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasar por la orilla lejana del mar.
Que la arena de oro y las aguas verdes
y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana para concordar
con las grandes olas y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento y los ojos fríos
y la boca muda dejarme llevar.
Ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear.
Ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar.
Pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar.
Ver que se adelante, la cargante al aire,
el hombre más bello y no desear amar.
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar.
Y figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.


OLIVERIO GIRONDO
1891.1967
EL ÁNGEL

Surgió de bajo tierra?
Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.

CONRADO N.ROXLO
1898-1971
EL GRILLO

Música porque sí, música vana
como la vana música del grillo;
mi corazón eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.
Es este cielo azul de porcelana?
Es una copa de oro el espinillo?
O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?
¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta; es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana
Gotas de agua sonora. ¡Qué sencillo
es a quien tiene el corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!
ROXLO
SONETO

Señor, nunca me des lo que te pida.
Me encanta lo imprevisto, lo que baja
de tus rubias estrellas; que la vida
me presente de golpe la baraja
contra la que he de jugar. Quiero el asombro
de ir silencioso por mi calle oscura,
sentir que me golpean en el hombre,
volver y ver la faz de la aventura.
Quiero ignorar en dónde y de qué modo
encontraré la muerte. Sorprendida,
sepa el alma a la vuelta de un recodo,
que un paso atrás se le quedó la vida
LEOPOLDO LUGONES
1874-1938
ALMA VENTUROSA

Al promediar la tarde de aquel día,
cuando iba mi habitual adiós a darte,
fue una vaga congoja de dejarte
lo que mi hizo saber que te quería.
Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía
con tu rubor me iluminó el hablarte,
y al separarnos te pusiste aparte
del grupo, amedrentada todavía.
Fue silencio y temblor nuestra sorpresa;
mas ya la plenitud de la promesa
nos infundía un júbilo tan blando,
que nuestro labios suspiraron quedos
y tu alma estremecíase en tu dedos
como si se estuviera deshojando.


PAVOS REALES
La pompa:
Ser una cola de oro de y pedrería
y un brutal grito azul … Y en su apogeo,
sentir arder en él, como el deseo,
todos los ojos con que admira el día.
Glorificar ante el amor sumiso
la belleza total, perfecta y sola.
Presentir que en su grito y en su cola
desgaja un árbol de oro el Paraíso.
( …)
El orgullo:
Y todo él no más que oro, oro, esmeralda,
Y oro otra vez, y vívidos cianuros,
que ya apaga en relámpagos oscuros,
ya en espasmos flamígeros escalda.
Fuego de oro, no más. De cuando en cuando,
parece que lo atiza con las alas
y que en la cruel soberbia de sus galas,
dos cuchillos de cobre está afilando
( …)
La noche:
Desmaya el campo en la blandura inerme
de la noche feliz. Sobre el paisaje
serenamente azul, en su plumaje
de torvo pavo real la sombra duerme.
Y hacia las blandas playas del olvido
vuelca la Vía Láctea su tesoro,
como la gigantesca cola de oro
de algún profundo pavo real dormido.
LLUEVE

Llueve en el mar con un murmullo lento.
La brisa gime tanto, que da pena.
El día es largo y triste. El elemento
duerme el sueño pesado de la arena.
Llueve. La lluvia lánguida trasciende
su olor de flor helada y desabrida.
El día es largo y triste. Uno comprende
que la muerte es así … que así es la vida.
Sigue lloviendo. El día es triste y largo.
En el remoto gris se abisma el ser.
Llueve … Y uno quisiera, sin embargo
que no acabara nunca de llover

Baldomero Fernández Moreno

1886-1950

PALABRAS

Me borré el doctor
hace mucho tiempo.
Borré la inicial
de mi nombre feo.
Quiero ser nada
ni malo ni bueno.
Un pájaro pardo
perdido en el viento.

SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
Odian el perfume, odian el color?
¡La piedra desnuda de tristeza agobia,
dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?
Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave…
¡Setenta balcones y ninguna flor!


JACQUES PRÉVERT

1900-1977
EL DESAYUNO

Puso café
en la taza
Puso leche
en la taza de café
Puso azúcar
en el café con leche
Con la cucharita
lo revolvió
Bebió el café con leche
Dejó la taza
sin hablarme
Encendió un cigarrillo
hizo anillos
de humo
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme
sin mirarme
Se puso de pie
se puso
el sombrero
Se puso el impermeable
porque llovía
y se marchó
bajo la lluvia
sin decir palabra
sin mirarme
Y yo me cubrí
la cara con las manos
y lloré.
JUANA DE IBARBOUROU
1895-1979
LA HORA

Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.
Ahora, que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora, que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.
Ahora, que en mis labios repica la risa
como la campana sacudida a prisa.
Después …¡ Ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!
Que entonces inútil será tu deseo
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy y no mañana. ¿Oh amante, no ves
que la enredadera crecerá ciprés?

COMO LA PRIMAVERA

Como un ala negra tendí mis cabellos
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste
diciéndome luego:
-¿Duerme sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿Tu almohada es de trébol? Las tienes tan negras
porque acaso en ella exprimiste un zumo
retinto y espeso de moras silvestres?
¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
¿Qué perfume usas? Y riendo te dije:
¡Ninguno! Ninguno!
Te amor y soy joven: huelo a primavera.
Este olor que sientes es de carne firme,
de mejillas claras y de sangre nueva.
Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
la misma fragancia de la primavera!

¡AH, QUE ESTOY CANSADA!

Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.
Tanto, que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo),
es por la fatiga de la loca risa
que en todos mis nervios su sopor desliza.
¡Ah, que estoy cansada! Déjame que duerma,
pues como la angustia, la alegría enferma.
¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?
¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto
es por el esfuerzo de reírme tanto.



Ernesto Cardenal
Nicaragua: n.1925
Al perderte yo a ti,
tú y yo hemos perdido:
yo, porque tú eres lo que yo
más amaba
y tú, porque yo era el que te
amaba más.
Pero de nosotros dos
tú pierdes más que yo,
porque yo podré amar a otros
como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán
como te amaba yo.
PABLO NERUDA
Chile:1904-1973
SI TÚ ME OLVIDAS

Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana.
Si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerdo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aroma, luz, metales,
fueron pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de ponto
me olvidas
no me busques
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que ese día
a esa hora
levantaré lo brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
Si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable,
si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
¡Ay, amor mío, ay mía!
En mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida;
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

FAREWELL

Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por esos ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
2
Yo no lo quiero, Amada.
Para que nada nos amarre
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
3

Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.
4

Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.
Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.
Amor que quiere libertarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca.
Amor divinizado que se va.
5

Ya no se encantará mis ojos en tus ojos.
Ya no se endulzará junto a ti mi dolor.
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.
Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
… Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.

PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS 

Puedo escribir los versos más tristes
esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan azules, los astros, a lo lejos.”
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca,
mi corazón la busca y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles,
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me cause
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

GABRIELA MISTRAL
S XX
EL RUEGO

Señor, tú sabes cómo, con encendido brío,
por los seres extraños mi palabra te invoca.
Vengo ahora a pedirte por uno que era mío,
mi vaso de frescura, el panal de mi boca.
Cal de mis huesos, dulce razón de la jornada,
gorjeo de mi oído, ceñidor de mi veste.
Me cuido hasta de aquellos en que no puse nada;
no tengas ojos torvo si te pido por éste!
Te digo que era bueno, te digo que tenía
el corazón entero a flor de pecho, que era
suave de índole, franco como la luz del día,
henchido de milagro como la primavera.
Me replicas, severo, que es de plegaria indigno
el que no untó de preces sus dos labios febriles,
y se fue aquella tarde sin esperar tu signo,
trizándose las sienes como vasos sutiles.
Pero yo, mi Señor, te arguyo que he tocado,
de la misma manera que el nardo de su frente,
todo su corazón dulce y atormentado
y tenía la seda del capullo naciente!
¿Que fue crüel? Olvidas, Señor, que le quería,
y que él sabía suya la entraña que llagaba.
¿Que enturbió para siempre mis linfas de alegría?
¡No importa! Tú comprende: ¡yo le amaba, le amaba!
Y amar (bien sabes de eso) es amargo ejercicio,
un mantener los párpados de lágrimas mojados,
un refrescar de besos las trenzas del cilicio
conservando, bajo ellas, los ojos extasiados.
El hierro que taladra tiene un gustoso frío,
cuando abre, cual gavillas, las carnes amorosas.
Y la cruz ( tú te acuerdas, ¡Oh Rey de los judíos!)
Se lleva con blancura, como un gajo de rosas.
Aquí me estoy, Señor, con la cara caída
sobre el polvo, parlándote un crepúsculo entero,
o todos los crepúsculos a que alcance la vida,
si tardas en decirme la palabra que espero.
( …)
Francisco Luis Bernárdez.
SONETO

Si para recobrar lo recobrado
Debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido
Tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado
Fue menester haber estado herido;
tengo por bien sufrido lo sufrido.
Tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Por que después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido,
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
S XX
ESTAR ENAMORADOS

Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo
de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la
muerte se precisa.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el
alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama
desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne
se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón
de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos
mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente
repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta
compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra
sombra está vencida.
Estar enamorado, amigos, es descubrir donde se juntan
cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que
nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado
prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y
campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y
las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de
su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del
pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser
esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la
distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música
sin tasa.
Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y
los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza
distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de
una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras
golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa
campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las
luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras
entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y
la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la
llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña
lucecita.
Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y
tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores
y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con las otras
criaturas.
Es no saber si son ajenas o si son propias las lejanas
amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente
de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo
compartir su noche oscura.
Es asomarse y alegrarse de que la luna todavía
sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser
hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre y en adelante no volver
a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener
las manos puras.
Mario de Benedetti 
                         HAGAMOS UN TRATO                                         
n.1920
Si alguna vez adviertes
Que te miro a los ojos
Y una veta de amor
reconoces en los míos,
no pienses que deliro,
piensa simplemente que
puedes contar conmigo.
Si otras veces me encuentras
huraña, sin motivo,
no pienses que soy débil,
igual puedes contar conmigo.
Pero hagamos un trato.
Yo quisiera contar contigo.
¡Es tan lindo saber que existes!
Uno se siente vivo
y, cuando digo esto,
No es para que vengas
corriendo en mi auxilio,
sino para que sepas
que siempre puedes contar conmigo.
Benedetti
NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y se secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Victoria Pueyrredón
S X
SOLEDAD

Es cansancio de la vida y es hartazgo
de las frases, de los gestos y de todo.
Es evocar un rostro, rasgo a rasgo
y recordar un momento, de algún modo.
Es sentir que lo que duele a nadie importa.
Es reír y de reír estar cansada.
Es gemir en voz muy baja estando sola.
Es querer entretenerse y no hacer nada.
Es llevar un amor en el recuerdo
y revivirle en amarga lejanía.
Es pasar las horas largas frente a un muerto
y sentir que no se acaba nunca el día.
Ver llegar con terror las horas largas
y sentir el silencio de un vacío:
temerle a la caída de la tarde,
cerrar los ojos y temblar de frío.
Leopoldo Marechal
1900-1970
DEL AMOR NAVEGANTE

Porque no está el Amado en el Amante,
ni el Amante reposa en el Amado,
tiende Amor su velamen castigado
y afronta el ceño de la mar tonante.
Llora el Amor en su navío errante
y a la tormenta libra su cuidado,
porque son dos: amante desterrado
y Amado con perfil de navegante.
Si fuesen uno, Amor, no existiría
ni llanto ni bajel ni lejanía,
sino la beatitud de la azucena.
¡Oh amor, sin remo en la unidad gozosa!
¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena.
SILVINA OCAMPO
1901-199
EL ESPEJO

Un corredor me guiaba hasta el espejo
ceremonioso de tu puerta. Allí
estabas repetida. El alelí
violeta tiene a veces el reflejo
de tus batas con cintas delirantes
cuando salías para el teatro. Sola,
como una flor perdida, sin corola,
más bien como en tu armario ciertos guantes
no usados, me sentía abandonada.
en tu ávida, nocturna ausencia nada
prometía tu vuelta, ni ese mágico
espejo que esperaba el esplendor
de tus imágenes, ni luego el trágico
silencio de ese mismo corredor.

EL BALCÓN

En el verano de un balcón, en Francia,
mirábamos los cedros extranjeros
y un demasiado azul en la distancia
lago, lejos de ceibos y jilgueros.
Nos gustaba una patria más vacía:
no hay aquí una palmera, yo decía,
no nos despierta el canto de las aves
con las aguas barrosas, con las naves!
Ah, yo prefiero el río de la Plata.
Fiel a la ausencia y todavía ingrata,
soy a veces aquí una forastera:
falta ahora el balcón, no la palmera,
faltan cedros y no costas barrosas;
¡Ah, qué azul era el lago y había rosas!
Jorge Luis Borges
1899-1986
BEPPO

El gato blanco y célibe se mira
en la lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa son su propia imagen.
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?
Me digo que esos gatos armoniosos,
el de cristal y el de caliente sangre,
son simulacros que concede al tiempo
un arquetipo eterno. Así lo afirma,
sombra también, Plotino en las Enéadas.
¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable
somos los hombres un espejo roto?

CRISTO EN LA CRUZ

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.
Los tres maderos son de igual altura.
Cristo no está en el medio. Es el tercero.
La negra barba pende sobre el pecho.
El rostro no es el rostro de las láminas.
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra.
El hombre quebrantado sufre y calla.
La corona de espinas lo lastima.
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas veces.
La suya o la de otro. Da lo mismo.
Cristo en la cruz ( …)
( …)
Sabes que no es un dios y que es un hombre
que muere con el día. No le importa.
Le importa el duro hierro de los clavos.
No es romano. No es un griego. Gime.
Nos ha dejado espléndidas metáforas
y una doctrina del perdón que puede
anular el pasado.
El alma busca el fin, apresurada.
Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.
Anda una mosca por la carne quieta.
¿De qué puede servirme que aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?
LAS COSAS

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arte
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

EL SUICIDA

No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.

LA PANTERA

Tras los fuertes barrotes la pantera
repetirá el monótono camino
que es ( pero no lo sabe) su destino
de negras joyas, aciaga y prisionera.
Son miles lo que pasan y son miles
las que vuelven, pero es una y eterna
la pantera fatal que en su caverna
traza la recta que un eterno Aquiles
traza en el sueño que ha soñado el griego.
No sabe que hay praderas ni montañas
de ciervos cuyas trémulas entrañas
deleitaría su apetito ciego.
En vano es vario el orbe. La jornada
que cumple cada cual ya fue fijada.
Julia P. Farny
1906-200
ENVÍO

Señor; ésta es la lámpara
que una vez encendiste.
A través de distancias
iba a abriendo el camino
Brilló en la primavera
y el verano encendido
y el aquietado otoño.
El invierno ha venido.
Señor: cuando la apagues
consérvala contigo

TIERRA III

Porque en mayo me brotó la vida,
mi calendario inicia en vez de enero;
por en un mayo el grito pregonero
rasgó la patria en dos, como una herida.
Porque en mayo, la sangre trascendida
se abrió bajo la estela del lucero;
porque todo fue dado en el sendero
entre su amanecer y su partida.
Todo nació en sus días. Si en la espera
su otoño se ha tornado primavera,
le debo lo que tengo y lo que soy:
tierra, latido ,cántico ,ternura.
Vacilando entre el brote y la espesura
de mayo vengo y hacia mayor voy.

SONETO

Se nace en cualquier parte, Es el misterio,
es el primer misterio inapelable,
pero se ama una tierra como propia
y se quiere volver a sus entrañas.
Allí donde partir es imposible,
donde permanecer es necesario
donde el barro es más fuerte que el deseo
de seguir caminando.
donde las manos caen bruscamente
y estar arrodillado es el descanso
donde se mira al cielo con soberrbia,
desesperada y áspera;
donde nunca se está del todo solo,
donde cualquier umbral es la morada,
donde se quiere amar y dar un hijo
y se quiere morir, está la patria.

NO TENGO GANAS

No tengo ganas de querer. No tengo
ni la pasión impar ni la esperanza
ni el odio ni el dolor ni la acechanza.
No acelera el andar ni lo detengo.
No tengo ganar de escribir. Me atengo
a un transcurrir sin prisa y sin tardanza:
no quiero ser escudo ni ser lanza,
no rechazo el amor ni lo retengo.
Sigo viviendo así ,como quien sube
una pendiente cuya fin ignoro,
pero que acaba siempre en el vacío.
El sol que se me escapa entre una nube
ya me escatima sus monedas de oro.
Ya comienza el otoño y tengo frío.

Índice

Serranilla
Manrique
Romances
Ronsard
Garcilaso de la Vega
Santa Teresa de Ávila
San Juan de la Cruz
Fray Luis de León
Soneto anónimo
Miguel de Cervantes
Lope de Vega,
Quevedo.
Góngora
Calderón
Sor Juan Inés de la Cruz
Baudelaire
Bécquer
J. A Silva
Rubén Darío
Miguen de Unamuno
Manuel Machado
Antonio Machado
Miguel Hernández
Federico García Lorca
Rafael Alberti
León Felipe
Juan Ramón Jiménez
Alfonsina Storni
Oliverio Girondo
Conrado Nalé Roxlo
Leopoldo Lugones
Baldomero Fernández Moreno
Jacques Prévert
Juana de Ibarbourou
Ernesto Cardenal
Pablo Neruda
Gabriela Mistral
Francisco Luis Bernárdez
Mario Benedetti
Leopoldo Marechal
Silvina Ocampo
Victoria Pueyrredón
Jorge Luis Borges
Julia P. Farny

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