EL
PARAÍSO PERDIDO
Yacían los conceptos en el aire,
mientras Dios subordinaba el Cosmos.
El hombre no los vio; se hallaba absorte
en la vida y en el canto; enajenado
frente al sol y a su hechizo,
perdió la dimensión de su dominio.
El Dios se sorprendió: -Os di mi Ser,
entre todo ese delirio
y vosoTros -victoriosos en el vino-
olvidasteis entre tanto desatino
la lumbre que os dejé.
Yacían los conceptos en el aire,
mientras Yo subordinaba el Cosmos.
Ahora os dejo el caos; ¡creced en él!
CATABASIS
Recoger la ceniza
de los otros ideales.
Desandar el camino
anudarse al destino.
Perseguir nuestro fin
a pesar del martirio,
socavando el olvido
desollando recuerdos
y quieta...
escamada de frío,
recoger el vacío
arrancarse ya el brillo
y extenuada
perderse en abismos.
SUSURRO COLOQUIAL
Se encadenan nuestro amor y
nuestras culpas:
-aceite y agua
de un mismo manantial-.
En la ternura intentamos
salvarnos
y nos hundimos
en esa ciénaga infernal
Se enturbia el pensamiento
palidecen los conceptos,
se aglutinan sin razón.
Hay tanta obsesión acumulada
en el deber y en esas culpas,
que en giros y eternos
remolinos
asistimos a ese fin
que es nuestra nada.
TE VEO AQUÍ
Te veo aquí y ahora;
estás en mis poemas,
en el zigzagueante ritmo
de mis metáforas plenas.
Estás donde haya música
o sones abismales.
Estás en mis recuerdos
y en otras altitudes:
en el fuego, el aire,
en mis conceptos, mi hidalguía
y hasta en el pánico dolor
de mi memoria.
No eres humo ni viento ni
cenizas: ¡eres mi Eternidad, mi Gloria!
DESDE SIEMPRE
Desde siempre
te vengo analizando
y tienes las fuerzas socavadas.
Has pisado
-lo mismo que los otros-
el árbol de la Ciencia
y estás anclado
-así como los otros.
al impotente esfuerzo
de la nada.
CRECÍ HASTA TU AMOR
Crecí hasta tu amor.
En copla amorosa
fuI creciendo
hasta tu posible
encuentro,
dispuesta a negarme
el deseo
y la pasión del momento.
Fui muy impaciente:
gasté en instantes
el tiempo que consumen otros
y en un sola jugada
arriesgué a cara o cruz
mis locuras habituales
y haciendo un cúmulo
de todos mis aciertos
me quedé sola,
sin nada,
sin nadie.
El hombre no los vio; se hallaba absorte
en la vida y en el canto; enajenado
frente al sol y a su hechizo,
perdió la dimensión de su dominio.
El Dios se sorprendió: -Os di mi Ser,
entre todo ese delirio
y vosoTros -victoriosos en el vino-
olvidasteis entre tanto desatino
la lumbre que os dejé.
Yacían los conceptos en el aire,
mientras Yo subordinaba el Cosmos.
Ahora os dejo el caos; ¡creced en él!
CATABASIS
Recoger la ceniza
de los otros ideales.
Desandar el camino
anudarse al destino.
Perseguir nuestro fin
a pesar del martirio,
socavando el olvido
desollando recuerdos
y quieta...
escamada de frío,
recoger el vacío
arrancarse ya el brillo
y extenuada
perderse en abismos.
SUSURRO COLOQUIAL
Se encadenan nuestro amor y
nuestras culpas:
-aceite y agua
de un mismo manantial-.
En la ternura intentamos
salvarnos
y nos hundimos
en esa ciénaga infernal
Se enturbia el pensamiento
palidecen los conceptos,
se aglutinan sin razón.
Hay tanta obsesión acumulada
en el deber y en esas culpas,
que en giros y eternos
remolinos
asistimos a ese fin
que es nuestra nada.
TE VEO AQUÍ
Te veo aquí y ahora;
estás en mis poemas,
en el zigzagueante ritmo
de mis metáforas plenas.
Estás donde haya música
o sones abismales.
Estás en mis recuerdos
y en otras altitudes:
en el fuego, el aire,
en mis conceptos, mi hidalguía
y hasta en el pánico dolor
de mi memoria.
No eres humo ni viento ni
cenizas: ¡eres mi Eternidad, mi Gloria!
DESDE SIEMPRE
Desde siempre
te vengo analizando
y tienes las fuerzas socavadas.
Has pisado
-lo mismo que los otros-
el árbol de la Ciencia
y estás anclado
-así como los otros.
al impotente esfuerzo
de la nada.
CRECÍ HASTA TU AMOR
Crecí hasta tu amor.
En copla amorosa
fuI creciendo
hasta tu posible
encuentro,
dispuesta a negarme
el deseo
y la pasión del momento.
Fui muy impaciente:
gasté en instantes
el tiempo que consumen otros
y en un sola jugada
arriesgué a cara o cruz
mis locuras habituales
y haciendo un cúmulo
de todos mis aciertos
me quedé sola,
sin nada,
sin nadie.
RETORNO
Has vuelto
cargado los hombros
de recuerdos y fatigas,
más viejo, más enronquecido,
insustancial y solo.
Yo también he vuelto
con perfume de poemas
entre mis dedos
y aquel antiguo gesto
cual pálido aleteo
de mi etérea sombra.
Hemos vuelto sin poder
aprisionar el tiempo.
Es casi un imposible
retomar el gusto
de la ausencia.
Y así camino
-ajena a todo-
sin límites
ni espacios
desollada en tu silencio.
LA VEJEZ (a Soldi)
Nada es fácil
en la compleja etérea
sombra de la vida.
Apurada la niñez
implacable
-plagada de cariño
o soledades-
aprendemos la difícil trama
que luego los adultos
destrozamos a desgano.
Baja el sol; declinan ya
los años.
La promesa es árida
en el desierto;
las cúpulas nos dañan
las entrañas.
Entregados a un silencioso
olvido,
hecho de crepúsculos
en falta,
morosamente la memoria
se extiende
más allá del ayer
y las nostalgias
-entre el amor y el odio,
entre el humo y la nada-
y claudica ya,
imperceptiblemente,
sin dejar de sollozar.
EN ALGÚN SITIO
En algún sitio
se unirán las coordenadas
de tus ritmos y los míos:
-Nosotros poseemos el Infinito-.
¿Qué importa el tiempo
o quizá yo misma,
si ese acto que pasó
se detiene en mí?
Te llevaré conmigo
venciendo la distancia
y el tiempo.
Te llevaré -repito-
grabado a fuego
en fuga final
entre mis pupilas
y en mis cinco sentidos.
Allí, o donde sea,
serás mío, siempre,
joven,
ajeno a los quebrantos
y a la rutina insoportable
del Adiós.
HE PERDIDO UNA PALABRA
He perdido una palabra.
He perdido mi horizonte.
Sólo queda mi despojo
sin entrañas,
sin conceptos, sin ideas.
Era el nexo de mi alma
con los hombres.
He perdido el sentido trascendente.
He perdido mi riqueza,
sólo estoy empobrecida.
Y a despecho de mi miedo
hoy camino hacia la nada
con el símbolo perdido
que se apaga -a pesar mío-
en lamentos que no existen.
EL ETERNO RETORNO
No sé si tornaremos en ciclos infinitos,
Pitágoras lo dijo (a ti ni te interesa):
Los átomos añosos repiten sus falencias
en sueños abismales que sin duda se acechan.
No sé si volveremos en átomos futuros,
como tornan las cifras a la mano doliente,
mas sí sé, sin duda, que este insólito enigma,
noche a noche me espanta, me sumerge en la nada.
Vuelvo pues a Pitágoras como alumna obediente,
en el arduo deseo de captar esa idea,
ya que átomos tales por urgencias constantes
me proyectan "ex terra" en inciertos poemas.
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